1.16.2012

abandono

Empacar es otra forma de romperse un poquito. Volver a casa, después de un año. A la única que se puede decir que construiste. A la que limpiaste de rodillas. Que amueblaste como hormiga mermando el salario. Un sofá que dure toda la vida, un ancla. Un refrigerador plateado, un sueño. El cenicero soplado a mano con un pez microscópico que estuvo ocho años guardado porque no tenías casa. La única mancha en el sillón de la entrada, la pintura chueca del mueble que recobraste, ese foco fundido. Hay cosas que son fáciles de olvidar si no las miras todo el tiempo, pero apenas las tocas y te echas a llorar. Como si quisieras pedirles perdón por haberlas abandonado. ¿Por qué me llevé esta pulsera y no esta? Una falda con el elástico marchito, víctima de un año de soledad, queda lisiada para siempre al primer intento de abrazarla otra vez a la cadera. La maleta, ese contenedor injusto de recuerdos, de cariños, de urgencias. La sospecha de que haría falta un barco, como en otro tiempo.

Todo por supuesto, como una metáfora de lo demás.
De ellos.

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3.14.2011

shameless menu

Razón #17 por la cual vivir sola no es tan buena idea: Empiezas a comer cosas que nunca nunca nunca admitirías comer en público. Como un sandwich de fetuccine bolognesa con lechuga y champiñones. Porque todavía no mides la cantidad correcta de fetuccine y carne para que una persona no tenga que recalentar lo mismo todos los días. Y porque si no te comes ese pan, sólo servirá para crutones. Que no puedes comerte porque tampoco viene al caso hacer sopa en verano y para una.

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11.01.2010

cajón

Abres un cajón buscando por décima vez buscando un potinque u otro. Revoloteas entre todas las mugres que has ido acumulando. ¿A qué horas dejó de ser una casa nueva y empezó a tener triques?

 Haces una pausa. De pronto tus dedos en lugar de hurgar, seleccionan, clasifican. Sin pensarlo muy bien te despides de los souvenirs chinos que nunca repartiste, el collar chiapaneco que no volvió a ser reparado, el alhajero que compraste en una rebaja de Urban Outfitters cuando vivías en Nueva York, la cajetilla de los últimos cigarros que compraste (pero no la de los que compró él la única que vez que estuvo en tu casa), los doscientos recibos de tantas disposiciones de efectivo en cajeros automáticos de todo el continente. Los aretes redescubiertos se quedan, así como las tarjetas de navidad en blanco que este año sí vas a enviar, el monedero con pesetas americanas, los papelitos del puente de Laredo que cruzaste manejando dos tres veces el último par de años.

Y una simple excursión al cajón se convierte en la primera página de una otra despedida. El primer paso de un otro viaje.

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6.17.2010

Uruguay

Nunca lo había visto en el súper. Hoy estaba ahí, en el filo de las diez de la noche. Recién bañado, peinado para atrás, en ojotas y shorts. Nos miramos y sonreímos mutuamente. Hoy justo cuando venía manejando a casa pensé que hace mucho no lo veía y que debía llegar a saludarlo. En lugar de eso, se me aparece en el pasillo de galletas. Oiga Don, qué bien que han jugado ahora eh. Buenas Don, ¿qué tal el festejo? Ahora nos va a tocar ser rivales ah. Y que me diga mijita y me lance alguna frase sudaca.

Pero no. Don Chivito Charrúa se va por su camino y yo por el mío. Cada uno con sus amores futbolísticos en su carrito.

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5.20.2010

mars

Vuelvo a casa arrastrando la semana. Despeinada y arrugada. Bolsa, maletín, llaves, correspondencia, tarro de café. Entro. Saludo. Contesto con lujo de detalle a la obligatoria cómotefue. Hablo y hablo y hablo y me quejo hasta que termino de desacomodar mis cosas por todas partes. ¿Y a tí? Pregunto casi con envidia. El hermanuel hace varios días que terminó sus obligaciones del semestre. "Yo, YO, -camina hacia donde estoy sirviéndome un vaso de agua- me corté el pelo, como no te habrás dado cuenta", me reprocha con un sufrido pero exacto ademán.

Y entonces me doy cuenta.

Me he convertido en un hombre. En un insensible esposo. Fuck.

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4.24.2010

manguera

Hoy recordé que había una época en la que la policía venía a infraccionarte si estabas regando tu jardín y el agua de la manguera llegaba a la vía pública. ¿Cuándo dejó de suceder? ¿Cuándo llegamos al día en que pensar que la policía se ocupe de cuidar el agua es una idea ridícula y absurda?


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2.09.2010

tevé

Los señores maztrich hicieron aritmética. Sumaron, restaron, multiplicaron. Concluyeron matemáticamente - quién puede retar a la ciencia- que los gastos incurridos en una tarde efímera de Super Bowl en cualquier lugar público equivaldrían sin duda alguna a algo más durable: Regalarle a este hogar una televisión. Aparato que no habíamos traído a este domicilio en parte porque no teníamos y en parte también porque ya se sabe de nuestras tendencias malsanas al ermitañaje auto-impuesto y la flojera olímpica. Pues ya no más. Desde ayer tenemos una, nuevecita, plana y muy moderna. Dicen que tiene capacidades wireless y mucha mucha resolución. El otro inquilino me ha dado treinta días - no especificó si hábiles, naturales o útiles- para decidir si la pondremos en nuestra hasta ahora bonita e intelectual área común, o si, las autoridades de Hong Kong van a disponer de ella como mejor les parezca. En todo caso, es el fin de nuestra civilización.

Si no escribo más, ya saben qué fue.

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12.23.2009

mandil

You know you're serious about cooking when you get to your parents' house for Christmas and there, along with the presents from the Far East and the books and the take-home work is your beloved apron.


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12.01.2009

marx

Me gusta vivir con él. Hoy por ejemplo, que hace por fin 10 grados y está lloviendo y vuelvo muy de noche de trabajar y no encuentro mis llaves y el portón está cerrado -hay que bajarse del auto y abrir el candado- y debo hacer malabarismos con el tarro vacío y la compu y la bolsa, viene y abre la puerta. Me desplomo en el recibidor y exclamo "...¿tú crees que en lugar de que venga el chino a lavar el coche y a barrer la banqueta, podríamos mejor tener un servicio de valet para estas ocasiones....?" así, como si de verdad fuera una posibilidad en esta economía tan apachurrada, él responde "Hear that?" Así, lo dice en inglés, porque esta es una casa a todas luces bilingüe, somos de la frontera, qué quieren. Me desoriento y digo "What?, ¿qué pasó?" Me mira con un brillito en los ojos y contesta "that was the sound of zombie Marx, raising from his grave in Germany, and he is coming-to-get-you!".

Por eso, por eso me gusta vivir con él.

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11.22.2009

unpacking

Hay muchas cosas que me chocan. Conforme pasa el tiempo (el tiempo, cómo pasa conforme) voy descubriendo más. El volumen de ciertas voces. El mal servicio. Los vasos sucios. Las filas absurdas. Los trámites idiotas. Los platos sucios y las ausencias injustificadas. Las malas palabras dichas en compañía de desconocidos. Ciertos gestos confianzudos y no permitidos.

Deshacer maletas. Hubo un tiempo en que desempacar era una suerte de visita a los baúles de Marco Polo. Uno destapaba el beliz con gozo, deseando que los olores y los sonidos del viaje siguieran todavía ahí. Hace cinco días que le saco la vuelta a las maletas que están tiradas por la casa, deseando que el polvo y las manchas que contienen desaparezcan como por arte de magia. No es así. Entonces suspiro fuerte y voy sacando de a poquito y voy de aquí para allá, recordando que el teléfono y un café, y la computadora y mejor lavar lo que ya saqué. La escritura está un poco así, conspicuamente en medio de la pieza, el blog abandonado y maltrecho y yo que lo esquivo y lo brinco y hago como si no estuviera y poco a poco me voy quedando sin ropa qué ponerme, sin palabras qué ponerme. Y entonces hay que recogerlo todo y ordenarlo pensar que otra vez estamos aquí.

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3.11.2009

hecatombe

Apagué el despertador, de mal humor. Otra vez me maltripié con el asunto de que el iPhone sugiere Cancelar o Posponer?? cuando suena la alarma. Ahora mo recuerdo cómo dice. Pero sé que todas todas todas las mañanas la forma verbal me causa problemas. Igual estuve posponiendo quince minutos hasta que no quedó más remedio. Me levanté, de mal humor. Me metí a bañar, con música y todo, de mal humor. Salí escurriendo y de mal humor a elegir la ropa que me pondría en este malhumoroso día. Puse café. Last.fm en el iPhone se paró otra vez, insufficient content, se disculpa con una sonrisa burlona. Frente al espejo, corregir lo que se pueda y esconder lo demás. De mal humor me percaté de que se me terminaba el delineador para los ojos. Regresé a la cocina, a verter el café en el tarro y dejarlo un rato abierto, no fuera ser que puta madre, me salpiqué, auch, la mano. Volví a secarme un poco el pelo, cambiarme la blusa otra vez. Argh, resoplo, urgh, chingao. Empaco la bolsa del gimnasio, el maletín con las tareas -las tareas que otraveznoterminé-, cambio la pantunfla por el zapato. Regreso a la cocina a ver si el café, por fin, ya se le pegó la gana atemperarse. Y en el camino, ah sí, comer algo, una manzana. Alargo el brazo al refri y suspiro, dieciocho meses sin intereses, voy apenas en el pago nueve. Desde la puerta del congelador, el cuadrito del 23 en el calendario de la New Yorker parpadea insistente. Cuando llegó en el correo le pinté el día del cumpleaños de negro porque obvio, qué horror, los treinta. Así que lo ignoro y abro la puerta, me inclino, saco la manzana. Cuando la cierro me doy cuenta de que hay algo más. Alguien agregó nueve letras solemnes al cuadrito del veinticuatro. Ajusto la vista.

Y ahí, en medio del malhumor y de la inminencia del cumpleaños treinta, el hermanuel con discreto espíritu grafitero ha escrito en el día posterior al día que se acerca, resignado:

Aftermath.


Entonces me río. Me río de verdad y en voz alta. Y el mundo está bien otra vez.

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1.25.2009

potato and kielbasa gratin

Un capricho: cocinar la kielbasa que estaba en el congelador. Un reto: No salir a comprar nada.

Así que tomé las papas chiquitas (ojo que no de Galeana, sólo papas chiquitas) y las partí en mitades y cuarterones. Engrasé un refractario. Pimienta negra, pimienta roja, sal, ajo, échalots. La kielbasa en rebanadas sesgadas. Todo al horno. Mientras tanto, preparo un arroz salvaje que con la cantidad adecuada de mantequilla resulta en un cuasi risotto. Abro el horno, cierro el horno. Skypeo con Miss G que se ha mudado a vivir a Suiza. Abro el horno, cierro el horno, apago el arroz. Skypeo con la güera, tanto que la extraño. El hermanuel va y viene y se pregunta si ya mero. Por fuera todo está bien doradito, en su punto. Las papas no obstante, se resisten, deep down, a terminar de estar listas. Un minuto más y la kielbasa terminará por quemarse. Así que me arriesgo. Tomo una taza y vierto agua en el refractario. Sólo la suficiente para mojarlo todo por abajo. Espolvoreo con parmesano fresco y le cierro ahora sí, para no abrirle en diez minutos más. Oh my.

Ustedes no saben qué cosa tan deliciosa.

(Este post había de tener fotos)

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1.02.2009

albóndigas

Día dos del dosmilueve. Viernes. Me despierta mi mamá para decirme que en media hora mis pantunflas saldrán de la lavadora. Si se quedan ahí apestarán. Me doy vuelta e intento recuperar lo que estaba soñando. En las últimas semanas sueño muchas cosas con tramas complicadas. La otra noche, por ejemplo, soñé que íbamos con el chino a cenar a la playa con Renato Cisneros y Lelia, a quien no conozco but still. Cenábamos en un lugarcito al aire libre y tomábamos whisky. Go you to know why. Del sueño de anoche sólo puedo recobrar que estaba Mariana y debíamos enseñar una clase juntas. Eso y era una escuela nueva y diferente. Pero eso se fue con las pantunflas y es casi mediodía. Me asomo al iPhone, el nuevo tirano. Decido que no habrá café hoy. En el fregadero hay un paquete de carne molida que sutilmente me recuerdo que debo hacer de comer. En treinta segundos decido que haré albóndigas. Me pongo la vincha peruana (vincha, se dice vincha si uno quiere que le hagan precio en el mercado inca) y pongo manos a la obra. Me gustan, estas obras. Huevo, parmesano, ajo, cebolla rallada, pan molido. La salsa será de tomate y albahaca. Una vinagreta con champiñones frescos para la ensalada. Mientras llegan todos a comer me siento a escribir. Como si fuera tarea.. Commo si tuviera que volver a aprender. Porque tengo que volver a aprender.

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10.20.2008

job description


Yo, con el delantal almidonado que me regalaron cubriendo el vestido camisero, mientras cocino:

¿Sí o no estoy súper housewife? ¿eh?

Miermanuel, sin levantar la vista:

Será housekeeper, hermana, yo no veo a ningún husband por aquí.

[Burn!]

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10.09.2008

deli

Nunca pensé que llegaría este día:

Ése en el que mi hermanuel, el que se alimentó siempre de cosas que combinan con ketchup o con leche, pidiera "un poco de balsámico" para este sandwich (sandwich que, cabe mencionar, estaba hecho con pan de romano y pesto y relleno de provolone y salames varios). Qué emocionante.

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10.05.2008

ndlulamithi

Es mía hace cinco años, cuando la compré en un mercado de las afueras de Cape Town. Hasta ese día de abril, había comprado chucherías pequeñas y de fácil transportación. Estuve más de diez días en Sudáfrica con una maleta mínima, una muchachita recién graduada, incrédula de mi suerte. Me habían invitado a presentar un trabajo que ahora sé dejaba mucho qué desear.

Los últimos cuatro días fueron por mi cuenta, me quedé a caminar y a mirar y a visitar Robben Island y a comprar discos de jazz y a caminar y fumar por ahí. Y así fue como llegué a ese mercado cercano a un estadio en un área poco turística. No puedo recordar cómo fui a dar hasta ese lugar en el que había sólo casas y un camellón donde se vendían cosas increíbles y más allá, cerca de, ahora estoy segura, un estadio, un mercado lleno de animales de madera y tejidos de colores. Y la ví, esbelta y pulida. No recuerdo si era vendedor o vendedora. Sé que me miró mirarla, posar un dedo sobre ella, deslizarlo sobre su superficie caliente y polvorienta. Tampoco recuerdo el precio, pero no era poco para mi sueldo de recién egresada, contrato eventual por obra determinada, tres mil pesos a la quincena. Dudé. Había visto otras jirafas en el viaje. Más altas, más estilizadas, más impresionantes. En cada ocasión me convencí de que no la llevaba porque no podría transportarla tantos kilómetros.

Tal vez haya sido la urgencia de mi regreso. Al día siguiente Randall (I am yourr drriver, Rrandall, yourr frriend) me llevaría al aeropuerto y quién sabe cuándo demonios habría de volver a pisar África. El deseo de quedarme con un pedazo. Unos cuantos rand me quemaban el bolsillo. La compré sin mucho regateo, sin mucho pensar cómo demonios la iba a llevar.

Una azafata fue mi cómplice para subirla abordo. Ella también me escribió la palabra en xhosa para jirafa en un papelito que, como talismán, está en mi cartera desde entonces. Y ella, la del nombre impronunciable vivió en casa de mis padres "en consignación mientras tenga mi propia casa" hasta este domingo. En este momento los tres vienen por carretera. Mi mamá se negó a traerla hasta que yo no comprara una planta "porque a ella le gusta estar en un rinconcito verde". Supongo que haremos una ceremonia de entrega-bienvenida. Las fotos del evento, más tarde.

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9.28.2008

finde

Esta empresa del departamento ha sido como, no sé, fortalecer el caparazón. A veces me pregunto para qué. Para levantarme tarde, ponerme la bata, rascarme la cabeza rodeada sólo de silencio. Poner café, tomar café, preocuparme de la hora que es, qué barbaridad. Barrer un poquito y acomodar la ropa otra vez y ordernar las pulseras que ahora tienen un lugar y han dejado de correr riesgos. Decidir que los libros siempre no van ahí sino allá y jalar el banquito y subirlos uno por uno al estante superior del nuevo armario. Toparme con el libro autografiado de Almudena y de pronto ver caer un sobre. Un sobre blanco y olvidado con una inicial solitaria y un punto. Mi inicial y punto. Cuatro, ¿cinco años? Marisa Monte en el fondo -Aquela- y vuelvo a leer una despedida que resultó de mentiritas. Pensar en la güera y desear muy fuerte que estuviera de regreso. Tomar un bonche de hojas y moverlas todo el fin de semana de lugar. Sentirme importante porque alguien quiere que le lea treinta páginas del libro que publica este año y hacer berrinches más tarde. Pasar la mano por el canto de la mesita de la cocina otra vez. Una y otra y otra vez. Leer el correo de Miss G y suspirar. El maldito tiempo, la estúpida distancia. Tomar por primera vez una ducha con agua caliente en este domicilio, dejar que el agua corra y comprender la finitud de mi cuerpo. El espejo que devuelve sólo lo que hay. Enojarme con lo que hay.

El otro día me decía alguien que tengo una vida bastante buena. "Salvo porque extrañas mucho a tus amigos y vives decepcionándote de los hombres, todo está bien contigo". Que me dijera después que no me tomo muy en serio más que para lo que no importa en realidad. ¿Qué pasa? ¿Por qué todo el mundo tiene una opinión que no se puede guardar? ¿Tan así me ven? No sé.

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9.27.2008

iron cast skillet

El sábado pasado compré un acero para hacer paninis. El martes lo curé cuidadosamente y el miércoles lo estrenamos. Anoche otra vez, con el refri repleto de jamones y quesos varios organizóse un alegre torneo de apachurramiento de pan. Salud, salud, bon apetit y ñam ñam a dormir.

Esta mañana, mientras limpiaba en seco la pesadísima cosa esa mi hermano me miró con desconfianza. ¿No lo vas a lavar? Callé un ratito y luego, pues es que fíjate que ni se ensució casi, nadamás tiene unas migajitas por aquí, y un cachito de queso que se hizo chicharrón por acá... Es que además entre más lo lavas más lo tienes que curar! Y se puede oxidar!

Y de ahí toda la armonía doméstica se vino abajo:

¿Esa cosa? Nuestras abuelas, güey, dejaron de usar estas pinches ollas que no tienen teflón y que s-e-o-x-i-d-a-n porque era una monserga cuidarlas y cargarlas. Sólo servían para matar maridos. Pero las odiaban por pesadas y complicadas. Ellas se volvieron modernas y civilizadas para no tener que andar sufriendo innecesariamente y TÚ, cien años después vas a venir a comprar una cosas de esas que ya quedó demostrado que vale madres....

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8.20.2008

mismo

Sigue habiendo estrés, trabajo, complicaciones. Siguen habiendo alumnos (más de 150 este semestre), cuentas, tráfico, cursos. La ciudad, el clima, la gente.

Pero ahora, cuando se acaba el día, hay un poco más de calma, de reposo, de base. As in, touch base.

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8.19.2008

breakfast

Los que me conocen saben que yo no desayuno entre semana. Pero hoy sí. Hoy, después de que me pinté la carita y me medio peiné, todavía con la bata puesta, alcancé un bowl, abrí el gabinete, saqué el cereal, vertí la leche proveniente del refri que yo misma instalé y me senté en el banquito a hojear una revista y a comerme un cereal con leche. Porque eso, supongo, es lo que hace la gente por las mañanas en sus casas. Y era de mañana en MI CASA.

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