12.27.2009

Neruda

Abril 2 de 2005. Si mal no lo recuerdo, debió ser jueves o sábado. Vayan a saber por qué recuerdo ese detalle, en el cuadernito que acabo de encontrar no lo dice. Sólo están mis notas de una conferencia a la que fui en Teacher's College. Llovía. En esos primeros meses, pasar de Union Square era toda una odisea. Está saliendo el sol, y me gustaría servirme otra taza de café, pero alguien ha lavado ya la cafetera. Había que abrir una reja negra, o empujar una puerta muy pesada. Pero recuerdo definitamente un arco antiguo por el cual había que cruzar para estar dentro. Recuerdo también haber compartido la batalla contra el cerrojo o el peso de la reja con otra mujer que también llevaba un paraguas. Enmedio de ese lío matutino, la fría conversación entre extrañas se convierte en una confidencia que hoy vuelve a visitarme: "...you know, I met Pablo Neruda once, at this same place". Y entre una reja mojada y otra, me sorprende haberlo olvidado, pero ahí está, en letra apretujada de la emoción, abril de 2005, yo le dije I want to be a writer too. Eso. A eso fui a Nueva York, con el pretexto de la maestría. Quería convertirme en escritora. Y nada. Que se me van los días castigando travesuras idiotas y recuperándome de los castigos en pijamas cuando por fin están las vacaciones. Y la mujer y la lluvia y Neruda y la reja negra mueven la cabeza desde Nueva York y me miran decepcionados.

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12.26.2009

clochard

A bag lady, wea sorting through the papers and the discarded wrappings of two nights ago.

Sometimes you make a mistake, sometimes you just forget. Sometimes, on the morning of December 26th, long after the happy eating has subdued and the gift opening rituals are completed, you realize you are missing a gift. You gather your new belongings, the tokens of the affection of you parents and siblings and you just know that that black little accessory for your gadget is not anywhere in sight. You've sort of known it since yesterday, but were carefully overlooking the fact that it was missing out of fear that somebody -who might be or not your mother-, would suggest that maybe if you would only tidy up a little that mess on your bed you would find it. So you've postponed looking for it and now you hear the door and the boy that comes to pick up the garbage as he pushes out the door box after box of discarded glitter and ribbon and snowflake print. You rush downstairs and then you stop, you're not fully dressed. You yell to please wait and bring the boxes back in. You throw a robe on and forget to tame down a bit the crazy bob you sport these days. The boy looks quizzically as you mumble that some gift or other and it strikes you how terrible it is that he should be listening to this, he, who is working and taking out the remains of your joyful consumption. But he kneels down with you and helps you out. You, a bag lady, with your disheveled haircut, barefooted and absurd
sorting through the tissue paper and the discarded wrappings of two nights ago.

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you know you...

You know you are somehow in deep trouble when the bad ass playboy you went out with every now and then gets engaged...and means it.

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12.25.2009

home



Una taza de café illy la mañana de navidad y esta musiquita me hacen muy muy feliz.


12.24.2009

12/24.1


La mañana del 24, mientras cocino para en la noche, todavía en bata, hago las rondas telefónicas a casa de mis amigas. Aprendo algo. Los esposos más inteligentes cuidan al bebé y se hacen güeyes de ir al súper, quedarse en la cocina, cuidar el horno.


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12.23.2009

mandil

You know you're serious about cooking when you get to your parents' house for Christmas and there, along with the presents from the Far East and the books and the take-home work is your beloved apron.


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12.21.2009

haircut

Sentada en lo del peluquero miras en una revista con codicia los zapatos que no vas a comprar. Anotas mentalmente las tendencias y se te ocurre que agregando una blusa así, o un cinto asá, tal vez lo mismo de siempre se vea distinto. Aunque a decir verdad te gusta bastante lo que hay en tu clóset de un tiempo para acá. Aunque claro, nunca es bastante, disculpen Marx y Engels, qué le vamos a hacer. De lejos te observas en el espejo. Esa chica castaña de la melena eres tú. Es lo que todos dirían si también estuvieran esperando el turno. La chica de la chaqueta de mezclilla y las zapatillas plateadas, la del pelo ondulado y pesado. Ésa a todas luces, eres tú. Tú no estás tan segura. No siempre te reconoces. Tú eres más que tu cabeza, piensas ¿verdad querido cuerpo? Hola muñeca, te dice y te abraza. No te importa que te abrace. Te gusta de hecho que te conozca, te procure, te abrace cuando te saluda. Sí, eres una cliente. Sí, es su trabajo tratarte bien, pero te gusta pensar que hay un poquito de lealtad también, en confiarle cuatro o cinco veces al año tu dinero y tu cabeza desde aquel abril de 2003. La chica te moja el pelo. El ayudante teclea en la computadora y te informa que desde septiembre no has venido a cortarte. ¿Tanto tiempo? Todo pasó a segundo plano con tanto trabajo. El pedicure igualmente pospuesto, pensaste esta mañana cuando saliste de la regadera. ¿Cómo te voy a cortar? Mucho, dices. Ni siquiera parpadea, es un profesional. ¿Ya sabes cómo lo quieres? Explicas que le corte todo de aquí y mucho de acá, pero no tanto de ahí. Asiente. Después agregas, pero tú eres el que sabes, así que tu decides. Entonces sonríe complacido. Tú no te preocupes linda, que después de tu papá, soy el hombre con el que has tenido una relación más larga en tu vida. Lo miras traviesa desde el espejo y después te das cuenta de que tiene razón. Fuiste y volviste a Nueva York. Anduviste, cortaste volviste, te cortaron. Te miras en el espejo y piensas en todos los clichés que vendrán, pero sobre todo el feísimo "año nuevo, nuevo look" y sólo por eso piensas en pedirle que se detenga pero es demasiado tarde. Todo está al raz del cuello, de la mandíbula. Te preguntas si vas a llorar. Es uno de esos fenómenos medio inevitables, como el hormigueo intenso después de que se te duerme la pierna. A nadie le gusta pero hay que pasar por ahí. Lidiar con un shock. Dale, dijiste por dentro a la del espejo, una lagrimita no estaría mal. Pero no. Te quedaste ahí, Mona Lisa hojeando la revista y fantaseando con collares y zapatos que le irían bien al cuello que te acaban de regalar.

Y te sientes bien porque hace rato tu hermano dijo que te veías como alguien de quien Hugh Grant se enamoraría en el minuto veinte de una tonta película romántica.

12.19.2009

december

Un post en diciembre, pienso todavía bajo el edredón de ikea que me arropa con el recuerdo de otros inviernos. En enero serán cinco años que lo compré con los dólares de una beca de sostenimiento. Estoy sola en casa. Siempre hay unos días solitarios de diciembre. Un buffer zone para recuperarme de los exámenes finales (tantos años de exámenes finales) y empezar los ritos navideños con la familia. Dos mañanas o seis, para despertar y tomar café y poner música y fumar o leer o pensar. Me veo en el espejo y un fragmento de pluma de ganso vuela alrededor de mí. Me hace falta un corte de pelo. ¿Largo o corto? Hay algo de despertar sola y despeinada una mañana con frío que me da un aire de refugiada. O tal vez sólo sea que así me siento. Exiliada en un país ajeno. Mirando desde el otro lado de la reja eso que siempre quise.

12.18.2009

pregunta


¿y si al final la vida fuera sólo esto?

12.07.2009

head- heart

Este domingo sólo leí en alguna New Yorker que se me había escapado (¡era de octubre!), el review de los Collected Stories of Lydia Davis. Si alguien me lo quiere regalar, pero todavía no está convencido, aquí hay un pedacito de lo que viene adentro:


Heart weeps.
Head tries to help heart.
Head tells heart how it is, again:
You will lose the ones you love. They will all go. But even the earth will go, someday.
Heart feels better, then.
But the words of head do not remain long in the ears of heart.
Heart is so new to this.
I want them back, says heart.
Head is all heart has.
Help, head. Help heart.

- Davis, Lydia "The Collected Stories of Lydia Davis" New York, 2009: Farrar, Straus and Giroux


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12.05.2009

misplaced saturday

Encontramos un lugarcito por la casa que entrega pizzas hechas en un horno chido. Nos detenemos. En el refri hay suficiente de comer, pero los platos de ayer están sin lavar. Nadie se anima a limpiar la cocina con este frío, ustedes disculparán. Así que nos detenemos, recogemos el combo menú-volante-imán-para-el-refri y deliberamos mientras vamos al cajero. Hace frío. Hace falta una botella de vino. Vamos por ella, ahora venden en el OXXO. Se baja, se vuelve a subir al coche: ¿cuando dijiste vino lo decías en mexicano, o lo decías en alguno de esos dialectos sudamericanos que a veces hablas y en donde vino es el genérico de ron, whisky, vodka, etcétera? Lo miro como bicho raro. Vino en mexicano, ¿o te parece que sea buena idea comer esa pizza rústica con una botella de, digamos, Oso Negro? O-KEY, me dice, and then he rolls his eyes.

Hacemos la orden por teléfono y antes de estacionarme en la casa decido que cómo no, vamos al súper y nos traemos una botella de vino, no importa que no sea del OXXO. Hay mucha gente. Entro con propósito, y con propósito alcanzo el brazo al estante de la variedad: menos de cien pesos, es sábado y no tendremos visita. Luego recuerdo que no hay pasta de dientes. Tac tac tac oigo mis botas sobre el piso recién pulido del super. A zancadas rebaso a la señora con el bebé, tomo la pasta y me enfilo hacia la caja. Me atiende la misma chica que me ha entregado el dinero de las transferencias del pago de aquellos artículos. La que en mi mente sospecho que cree que tengo un esposo olvidadizo y tacaño que me envía un poquito de dinero que yo luego malgastaré en cigarros y botellas de vino. Me cobra la pasta de dientes y el vino. Le extiendo la tarjeta de débito que sale del bolsillo trasero de mis jeans favoritos. La pasa. Me ofrece un papelito sobre el que hago un garabato descuidado. El empacador apenas se distrae lo suficiente de una charla con el colega de la fila de junto. Lo detengo, no hace falta. Empuño la pasta de dientes con la mano derecha y abrazo la botella de vino bajo mi axila izquierda. Tacón, cadera, movimiento despreocupado de bufanda, hairflip. Tac tac tac. En la puerta me tropiezo con un limosnero/voluntario acreditado. Abre la boca para invitarme a donar a su causa, ofrece un bote con una ranura. Me detengo un segundo. Me mira, mira la botella. Se calla. Reparo en la escena y antes de otra cosa, dos señoras me esquivan como si fuera el diablo mientras huyen con sus carritos repletos de, de seguro, provisiones decentes y no egoístas.

Me carcajeo en voz alta. Ay, nomás no combino aquí.

12.03.2009

agent-structure

Qué difícil asumir las decisiones de la institución como propias. Que difícil estar en medio. El problema de agent-structure se vive diferente cuando uno ya no es agent sino structure. Me cuesta mucho. Ser la barrera, la puerta, el policía. No es que ese debiera ser mi trabajo, o tal vez que yo lo imaginé diferente. Educar, una cosa. Administrar la educación es otra. Las personas. Todo se reduce a las personas. Porque el resto: la operación, el proceso, el indicador, todo eso es fairly simple. No me cuesta tanto hasta que no tiene un rostro, una circunstancia, un cuerpo que viene a mi oficina y se sienta y dice y enarbola y argumenta. Escuchar, cómo me cuesta escuchar. Cada vez hablo menos. Cada vez se me acaba más la paciencia. Y lo que de verdad me importa, las palabras, el aprendizaje, el one-on-one, se diluye. Cada vez más ser portavoz y menos voz. Es miércoles pero quisiera que fuera bien entrado diciembre. Decirle adiós a este 2009 tal como se me apareció esta semana.

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12.01.2009

marx

Me gusta vivir con él. Hoy por ejemplo, que hace por fin 10 grados y está lloviendo y vuelvo muy de noche de trabajar y no encuentro mis llaves y el portón está cerrado -hay que bajarse del auto y abrir el candado- y debo hacer malabarismos con el tarro vacío y la compu y la bolsa, viene y abre la puerta. Me desplomo en el recibidor y exclamo "...¿tú crees que en lugar de que venga el chino a lavar el coche y a barrer la banqueta, podríamos mejor tener un servicio de valet para estas ocasiones....?" así, como si de verdad fuera una posibilidad en esta economía tan apachurrada, él responde "Hear that?" Así, lo dice en inglés, porque esta es una casa a todas luces bilingüe, somos de la frontera, qué quieren. Me desoriento y digo "What?, ¿qué pasó?" Me mira con un brillito en los ojos y contesta "that was the sound of zombie Marx, raising from his grave in Germany, and he is coming-to-get-you!".

Por eso, por eso me gusta vivir con él.

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