2.19.2012

Oahu

Hoy te vi en el cine. Un boleto para una película que ya habías visto. La chica no se inmutó de que fuera sólo uno. Tenías una camisa azul. Y te estabas riendo. Siempre te ríes de ese modo que me hace saber que nada puede estar mal. Te reías de que yo lloraba por la película y me decías tonta. Y ponías una mano detrás de mi quijada y olfateabas mi oreja derecha. Y éramos felices, otra vez.  Hoy te vi en el cine mientras tú comías pato y tomabas vino y yo no estaba allí.

2.12.2012

manías

Me encanta el olor de los nardos en mi casa. Odio las puertas a medio abrir, pero no importa si están cerradas o abiertas por completo. Me gusta: Pensar siempre que he logrado simplificar el corazón. Mis muslos debajo de la ducha. Mi ombligo, todavía. El lunar en el pie derecho. Las uñas recién pintadas. Levantar la nariz al sol, cuando hay. Los carbohidratos. El primer cigarro. Estirarme antes de abrir los ojos. Pasar la tarde en una librería. La forma que tiene la tinta de correr en el papel cuando es suficiente. Las llamadas perdidas. Una siesta. La piel de gallina ajena. El queso. Llegar a un sitio donde me conocen. El olor a bebé.  El aire en la cara al pedealear en bicicleta. Mis hermanos. Algunos niños.

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granada

Querido cuerpo

Estos días tengo ganas de estar sola contigo. Salgo lo necesario para volver a casa y despojarte de los zapatos y sustraerte de la falda y la blusa y juguetear con los tirantes hasta que ellos también se van. La semana pasada te llevé a la playa. Había pasado demasiado tiempo. De ida te quejaste, te adoloriste, te mareaste. Pero todo fue depositarte sobre la toalla, untarte de aceite con economía. Pedir una cerveza, dos. Comprar una granada al vendedor ambulante. Hincarle el diente a la granada, la granada entre las manos, el jugo en catarata por el mentón, las semillas explotando. Y tu contento y en vías de oscurecimiento. Brilloso, contento, agradecido. Parto descalza una naranja y la misma cosa, un surco de jugo se despeña hasta el ombligo. Te persigo por la casa, intentando convencerte de que te vistas. Obligándote a cubrirte para poder salir. No quieres. Te pongo un zapato y te escapas del otro. Elijo un pantalón y prefieres una falda. Te gusta estar calato, querido cuerpo y yo no puedo hacer otra cosa que permitirlo.

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