10.28.2008

bus

Pasé dieciséis horas de este fin de semana viajando. Sola. Transportándome. Viajar pemite pensar. Pensar y tal vez llorar un poco a oscuras, protegida por el pasar de los postes en la oscuridad, el anonimato del montón. El montón anónimo que hace fila, espera, se amontona, sube, baja, cabecea. Y mientras tanto pensar, sentir. Todos ya tienen a alguien. Un alguien, sabes, significativo. Una familia propia. Hijos, casa, planes. No que yo lo esté buscando, pero de alguna forma, este viajar así no me parece libertad. ¿Me explico? A ver. Compartir algo tan simple como este trayecto. No una casa, no unos niños no ni siquiera un techo. La carretera. Mirar juntos el paisaje y recargar un rato la cabeza en el hombro del otro y hablar de cualquier bobería en lugar de escuchar sobre la nieta de la señora de junto que, who cares, la tiene que cuidar para que la hija trabaje. Y fíjese, yo que pensé que ahora que mi viejo se murió y yo me jubilé ahora sí iba a tener tiempo de pasearme, y me toca esta criatura. El puto egoísmo, que me obliga a ignorarla y concentrarme otra vez en mí. Yo, mi, a mí. Me falta, quiero, espero. ¿Por qué no? Desear mucho algo. Duele un poco. Sabe tal vez a eso que llamamos extrañar, pero en futuro. Conjugado en otro tiempo. Ese tiempo de transición, de viaje. Hasta que llega el destino. Las personas con destino a, y entonces sabemos que hay que bajar. Llegamos.

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10.27.2008

never

Nunca vas a saber cuánto te iba a querer.

10.22.2008

miscelánea

Debe ser la pesadilla más triste que he tenido. Anoche, toda la noche. La corta noche: Pantallas y pantallas de Outlook. Una bandeja de entrada interminable. Igualito que mi día pero sin descanso para ir a enseñar una clase, recibir a un alumno, leer el periódico. Dice mi ermanuel que uno no puede leer en los sueños. Yo leí mails, docenas de ellos. Amanecí contrcturada y con estrés. Me fui a trabajar.

Mi escritorio es una instalación que bien podría titularse "Kabul". Require serias y comprometidas labores de reconstrucción. Terrible.

El colmo, antier. Una grapadora profesional, tipo Grade A, Industrial Size surcó los aires en mi salón a las 8:47 de la mañana. De esquina a esquina. Lo peor no fue eso. Lo peor fue: Bernardo, no lo vuelvas a hacer. nunca. Y después me fui, feliz de que nadie se haya descalabrado.

10.20.2008

job description


Yo, con el delantal almidonado que me regalaron cubriendo el vestido camisero, mientras cocino:

¿Sí o no estoy súper housewife? ¿eh?

Miermanuel, sin levantar la vista:

Será housekeeper, hermana, yo no veo a ningún husband por aquí.

[Burn!]

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10.19.2008

inbox

Cosas que me asustan cuando me llegan por correo:
[Imagen deshabilitada]

10.14.2008

old fashioned

Call me old fashioned. Pero de ahora en adelante me rehúso a salir, querer, besar a nadie que tenga blog, twitter, flickr o alguna cosa parecida. Para que las posteriores desapariciones lo sean de veras.

[Facebook queda en veremos hasta nuevo aviso]

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10.12.2008

domigno

De un tiempo para acá, escribo poco y mal. Vengo acá y transcribo lo de allá (lo de afuera), pero ni siquiera eso. Antes miraba las cosas de una cierta forma, las doblaba mientras manejaba, las pulía al hacer ejercicio hasta que venía y las depositaba aquí. Aquí que era un adentro muy especial. Una vitrina oculta excepto para mí. Ahora abren la puerta, se asoman, se enteran. No era esa la idea. ¿Cuál era la idea? ¿Alguien lo sabe? ¿Lo supe yo alguna vez?

Estos días lo que más anhelo es mi cama. Llegar a casa, aventar los zapatos, abandonar la bolsa en el primer lugar disponible, encender el aire acondicionado y meterme bajo el edredón. Apagar el teléfono. Contestarlo si y sólo si es absolutamente necesario.

Hoy hace diez años murió mi primer abuelo muerto. El que inauguró la etapa de las pérdidas. Las pérdidas verdaderas. El otro día leía que Adorno dijo que había que amar como a los muertos, sin esperar nada a cambio.

10.09.2008

deli

Nunca pensé que llegaría este día:

Ése en el que mi hermanuel, el que se alimentó siempre de cosas que combinan con ketchup o con leche, pidiera "un poco de balsámico" para este sandwich (sandwich que, cabe mencionar, estaba hecho con pan de romano y pesto y relleno de provolone y salames varios). Qué emocionante.

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10.05.2008

ndlulamithi

Es mía hace cinco años, cuando la compré en un mercado de las afueras de Cape Town. Hasta ese día de abril, había comprado chucherías pequeñas y de fácil transportación. Estuve más de diez días en Sudáfrica con una maleta mínima, una muchachita recién graduada, incrédula de mi suerte. Me habían invitado a presentar un trabajo que ahora sé dejaba mucho qué desear.

Los últimos cuatro días fueron por mi cuenta, me quedé a caminar y a mirar y a visitar Robben Island y a comprar discos de jazz y a caminar y fumar por ahí. Y así fue como llegué a ese mercado cercano a un estadio en un área poco turística. No puedo recordar cómo fui a dar hasta ese lugar en el que había sólo casas y un camellón donde se vendían cosas increíbles y más allá, cerca de, ahora estoy segura, un estadio, un mercado lleno de animales de madera y tejidos de colores. Y la ví, esbelta y pulida. No recuerdo si era vendedor o vendedora. Sé que me miró mirarla, posar un dedo sobre ella, deslizarlo sobre su superficie caliente y polvorienta. Tampoco recuerdo el precio, pero no era poco para mi sueldo de recién egresada, contrato eventual por obra determinada, tres mil pesos a la quincena. Dudé. Había visto otras jirafas en el viaje. Más altas, más estilizadas, más impresionantes. En cada ocasión me convencí de que no la llevaba porque no podría transportarla tantos kilómetros.

Tal vez haya sido la urgencia de mi regreso. Al día siguiente Randall (I am yourr drriver, Rrandall, yourr frriend) me llevaría al aeropuerto y quién sabe cuándo demonios habría de volver a pisar África. El deseo de quedarme con un pedazo. Unos cuantos rand me quemaban el bolsillo. La compré sin mucho regateo, sin mucho pensar cómo demonios la iba a llevar.

Una azafata fue mi cómplice para subirla abordo. Ella también me escribió la palabra en xhosa para jirafa en un papelito que, como talismán, está en mi cartera desde entonces. Y ella, la del nombre impronunciable vivió en casa de mis padres "en consignación mientras tenga mi propia casa" hasta este domingo. En este momento los tres vienen por carretera. Mi mamá se negó a traerla hasta que yo no comprara una planta "porque a ella le gusta estar en un rinconcito verde". Supongo que haremos una ceremonia de entrega-bienvenida. Las fotos del evento, más tarde.

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10.04.2008

friday night

Un tango old fashioned y cursi sale de las bocinas de la computadora nueva. Es Héctor Varela, me informa last.fm, que la shama a Lilián, y se lamenta de que la vida misma los hasha separado. Mientras tanto leo un paper que no tendría que leer sobre la permanencia de los ministros de exteriores y tomo una copa de tinto. Un verdadero derroche de tiempo y energía dadas las condiciones precarias de mi avance en las responsabilidades verdaderas: revisar, revisar, reportar. Dada la invitación insistente de salir a bailar y beber con that guy who is again in town. Pasa que dormí una siesta larga y ya no tuve fuerzas para montarme en los tacones, depilarme las piernas, estrenar la blusa rosa de alforzas. Pasa que de pronto me siento vieja y cansada. ¿En qué momento pasó esto? No lo sé. Últimamente todos mis esfuerzos van como a, completar el día, cumplir con los mínimos. El lunes recibí cincuentayocho correos que requerían que hiciera, contestara, decidiera algo. Y luego, todas esas cosas que tengo en pausa y que se me olvidan hasta que alguien me recuerda: ¿Lo extrañas? y la todavía más idiota: Híjola, yo pensé que este sí era el bueno.

¿Y qué pensaba yo entonces? La verdad es que estaba concentrada en sentir, en disfrutar hasta que vino la noticia y dije no puedo. No. Lo que dije fue que no quería. Porque ya se sabe que puedo. Puedo muchas cosas. Puedo aviones y despedidas y teléfonos. Y DF no es NY. DF muy claramente no es NY. Puedo sacrificio y viajero frecuente y novio de lejos sin problema. Pero la premisa de esta relación era otra: El gusto de estar juntos. El goce de lo nuevo, de lo diferente, de descubrirnos y conocernos. De no asumir. De querernos así, con la sonrisa de ojos cerrados mientras nos hacemos piojito entre semana luego de un largo día de trabajo. El brillo de salir de noche que se siente mucho como estrenar. Eso, estrenar. Era todo nuevo y diferente. Con ese mismo olor que tiene todavía mi departamento cuando abro la puerta. Sin antecedentes ni recuerdos ni reproches anteriores. Porque estábamos apenas inventando, aprendiéndonos. Porque el reparto de extrañaciones y querencias lejanas ya tiene a todo el cast.

10.02.2008

post-texto


Había una vez un post, un post chiquito y parrafítico en este blog. Un post de abril con un perro atropellado y un susto que no pasó a mayores. Excepto que sí lo hizo. Porque llegó un editor de lentes rojos que a veces parecía malo y otras temible. Un editor que alentó y empujó y desafió al pequeño párrafo hasta que se éste creció y creció y se convirtió en un texto. Un texto al que otro editor tomó y le cortó las uñas y lo peinó y lo acicaló hasta que se convirtió en un texto lindo.

Un texto que ayer salió a los puestos de revistas de latinoamérica.

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