2.03.2017

Semáforo

Otra vez es febrero, verano, soledad. Otra vez, con el cuerpo inquieto y la cabeza desocupada. Otra vez, componiendo líneas que no prosperan mientras manejo. Mientras manejo, unas líneas. Unas líneas sobre un hombre petit, de lentes y cachucha y ropa que parece hecha para un dibujo animado. Vende caramelos. De limón y de uva. Caramelos ínfimos en la esquina de Arequipa y Aramburú. A veces nos cruzamos todos los días. Todos los días que nos cruzamos quiero darle una moneda, decirle que me hace sonreír. Pero no puedo solo darle una moneda: él no pretende eso. Está trabajando. Así que le digo que estoy a dieta, que quiero comprarle por adelantado. Bajo el vidrio -la luna- y le digo, ¿Te los compro y me los guardas? No puedo comer azúcar, estoy a dieta. No te preocupes, dice y creo que le faltan dientes. Tú con mucha fe y fuerza de voluntad. Solo no comas grasas ni azúcar y ya vas a ver que te resulta. Yo aquí te los guardo, me dice y toma mi moneda. Yo te voy a ir viendo aquí, en un mes vas a adelgazar, pero no te voy a ofrecer, solo te voy a saludar, dice y el semáforo nos separa. Pasa un mes y no adelgazo y me da vergüenza. Me da vergüenza no adelgazar y seguirle mintiendo. Me da vergüenza mi falta de fuerza de voluntad, aunque el ejercicio y las frutas y verduras y el maldito sudor con este verano. ¿Quieres caramelos? Quiero que con estos dos soles le regales a las policías que están ahí. Ya les di ya. Antes de que me digas, cómo no les voy a regalar. ¿Y no les puedes dar más? No, pe, yo les di bien. Pero mira, ya sé. Acá pasan muchos niños, así, chicos, a ellos les voy a dar. Dale, a ellos regálales. Chau. Chau, chau, chau. Auto, verano, tráfico, calor. Ir y venir ir y venir y nunca llegas. Siempre algo más, algo pendiente, algo que te impide ir a donde quisieras, que bien mirado no te impide pero te desvía. Aunque vayas manejando tú. Aunque sea tu auto y tu crédito y tu deuda y, hombre, tampoco es para tanto porque no lo pagas tú. Hola, hola. Hola. ¿Quieres? No tengo, no...creo que no tengo. Ah, estás misia. Sí. Entonces ten, te doy dos. Y luego, en verde otra vez.