Coetzee, Cuerpo, Cumpleaños
"Las cosas parecen ser distintas en nuestro caso. El hecho de que haya l ocuciones corrientes como 'mi pierna', 'mi ojo', 'mi cerebro' e incluso 'mi cuerpo' indica que creemos en la existencia de una entidad inmaterial, tal vez ficticia, que determina la relación de posesor respecto a poseído en lo que atañe a 'las partes' del cuerpo e incluso al cuerp oen su totalidad. O bien la existencia de tales locuciones demuestra que el lenguaje no tiene dónde agarrarse, no puede ponerse en marcha, hasta que ha dividido la unidad de la experiencia. No todas las partes del cuerpo son objeto del mismo grado de catexis. Si extrajeran un tumor de mi cuerpo y me lo msotraran en una bandeja quirúrgica, dicipendome 'tu tumor', sentiría repulsión ante un objeto que en cierto sentido es 'mío' pero al que repudio, y ciertamente me alegro de su eliminación; mientras que si me cortaran la mano y me la mostraran, sin duda, experimentaría la más profunda aflicción" (Coetzee, 2006: 71-72)
Entonces entiendo muchas cosas de mi obsesión. Y Coetzee, que todavía me tiene pensando sobre el cuerpo y el lenguaje y la posesión de ambos, me hace mirar el párrafo inferior de la página contraria que dice:
"[...] ¿Quieres que me ponga un uniforme de escuela de monjas y me presente ante el tribunal como una muchacha virgen que se ruboriza cuando un hombre tiene pensamientos sobre ella? Cumpliré treinta en marzo. Muchos hombres han tenido pensamientos sobre mí" (73)
Y yo y mi cuerpo nos quedamos en la baba literal y metafórica.
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