10.04.2008

friday night

Un tango old fashioned y cursi sale de las bocinas de la computadora nueva. Es Héctor Varela, me informa last.fm, que la shama a Lilián, y se lamenta de que la vida misma los hasha separado. Mientras tanto leo un paper que no tendría que leer sobre la permanencia de los ministros de exteriores y tomo una copa de tinto. Un verdadero derroche de tiempo y energía dadas las condiciones precarias de mi avance en las responsabilidades verdaderas: revisar, revisar, reportar. Dada la invitación insistente de salir a bailar y beber con that guy who is again in town. Pasa que dormí una siesta larga y ya no tuve fuerzas para montarme en los tacones, depilarme las piernas, estrenar la blusa rosa de alforzas. Pasa que de pronto me siento vieja y cansada. ¿En qué momento pasó esto? No lo sé. Últimamente todos mis esfuerzos van como a, completar el día, cumplir con los mínimos. El lunes recibí cincuentayocho correos que requerían que hiciera, contestara, decidiera algo. Y luego, todas esas cosas que tengo en pausa y que se me olvidan hasta que alguien me recuerda: ¿Lo extrañas? y la todavía más idiota: Híjola, yo pensé que este sí era el bueno.

¿Y qué pensaba yo entonces? La verdad es que estaba concentrada en sentir, en disfrutar hasta que vino la noticia y dije no puedo. No. Lo que dije fue que no quería. Porque ya se sabe que puedo. Puedo muchas cosas. Puedo aviones y despedidas y teléfonos. Y DF no es NY. DF muy claramente no es NY. Puedo sacrificio y viajero frecuente y novio de lejos sin problema. Pero la premisa de esta relación era otra: El gusto de estar juntos. El goce de lo nuevo, de lo diferente, de descubrirnos y conocernos. De no asumir. De querernos así, con la sonrisa de ojos cerrados mientras nos hacemos piojito entre semana luego de un largo día de trabajo. El brillo de salir de noche que se siente mucho como estrenar. Eso, estrenar. Era todo nuevo y diferente. Con ese mismo olor que tiene todavía mi departamento cuando abro la puerta. Sin antecedentes ni recuerdos ni reproches anteriores. Porque estábamos apenas inventando, aprendiéndonos. Porque el reparto de extrañaciones y querencias lejanas ya tiene a todo el cast.