5.08.2005

Puras Palabras

Es raro, de un tiempo para acá, que escriba sobre el blog. Es algo consciente y voluntario. Por alguna razón no me gusta escribir casi nada sobre el blog. En el blog sí, claro, prácticamente todos los días, pero no sobre el blog. He leído tanto sobre el tema que no me quedan ganas. Además, es raro leer algo sobre blogs en general cuando uno tiene un blog particular. Me parece que la razón está en que un blog puede ser una cosa tan íntima que nos duele oír a otros hablar de él como si lo conocieran. Uno tiende a pensar muy seguido "mi blog no es así". Como cuando se juntan cinco mujeres diferentes que han salido con el mismo hombre y habla cada una de él y las demás piensan para sus adentros "conmigo es diferente, conmigo no es así". Blog es una palabra genérica para un conjunto de cosas que la mayoría de las veces tienen poco en común. No sé. Nunca he querido teorizar sobre los blogs, aunque tal vez debería. Los conozco de cerca. Por alguna razón, escribir en un blog exige también leer blogs.

Hoy es un día diferente porque es el día del blog. De este blog. Hoy hace dos años tuve mi primer blog. Tal vez sea la relación más duradera que he tenido de dos años para acá. La más incondicional y absoluta. Puede parecer triste. Como el otro día que me dijeron, nadamás son tú y tu computadora y tu blog. No es cierto, porque si así fuera no habría qué poner en el blog. Aunque pudiera ser cierto que ahora vivo de una manera diferente y la culpa es posible que sí sea del blog. Me dí cuenta un día cuando iba manejando al trabajo por la mañana. Apagué el radio para oírme mejor. Estaba ensayando en la cabeza unas palabras que iba a venir a escribir acá. Recuerdo que poco después de eso ví a Cristina Rivera Garza en MARCO y platicamos brevemente mientras me firmaba su último libro. Le conté de esta nueva conciencia. Ahora cuando me pasa algo, constantemente estoy pensando en la forma que voy a decirlo. ¿Cómo se convierte este sentimiento/hecho/pensamiento/conversación en un post? Cómo hago para que "esto" se convierta en puras palabras.

Puras palabras ha sido importante por muchas cosas. Al principio, no sabía bien para qué lo quería. Era un cuaderno más, pero más cool. Era como un gadget brillante y nuevo que me preciaba de poseer. Escribía de todo y de nada. Copiaba poemas, canciones, afanes. Estaba buscando mi voz. Creo que esa fue la razón principal para tener un blog. Quería escribir y el blog por alguna razón me pareció un método adecuado. Se convirtió en un almacén electrónico de catarsis. Antes de llamarse "Yo y punto" tuvo una crisis de identidad de orígenes similares a la que tuvo un perro que tuvimos mis hermanos y yo cuando éramos niños. Lo llamamos de diferentes maneras hasta que decidimos que debía llamarse Valentín. Así este blog. Hoy me da vergüenza pensar en los diferentes títulos y descripciones que tuvo en sus inicios y estoy segura que el blog también se avergüenza. El template era una cosa que me parecía re-cool: tenía un código que hacía que el fondo cambiara de color continuamente. (La verdad es que todavía me parece cool pero no podía hacerle nada al template y me frustré).

Más allá de las formas, el fondo, y sobre todo, la manera en que el texto ha ido creando contextos. Al principio éramos yo y mi blog, yo y punto. No había nadie más. No recuerdo cuándo fue la primera vez que me dí cuenta que alguien me leía, pero sé que entonces empecé a escribir de otra manera. Tal vez ahí empecé a desarrollar eso que Cuitláhuac llama el vicio del blog: la conciencia del lector. No lo sé. Sé que tímidamente le compartí el link a un par de amigos. Sé también que una noche de octubre, mientras platícabamos de disfraces de halloween, le pasé el URL a un hombre que vivía del otro lado de mi mundo. Esa noche fue definitiva. Horas más tarde, él escribía sin que yo lo supiera todavía:

"Llegue a Blogger a traves del blog de alguien mas. Odio que no puedo poner acentos. Por supuesto, respeto su privacidad. [...] Estoy sentado frente a mi laptop, vistiendo unicamente mi bata, me la puse hace dos horas con la intencion de baniarme y no he logrado juntar energias para hacerlo. No, en realidad, no quise baniarme porque estaba leyendo un blog. Un blog de alguien que ha sufrido, de alguien que se busca y no se ha encontrado (que trivial). De pronto siento gran empatia por esta persona. De pronto lo entiendo todo. [...]"*

Pronto descubrí que uno podía enamorarse del blog de una persona como si se estuviera enamorando de la persona en realidad. Empecé un segundo blog. Un blog que se convirtió en la mitad de una relación epistolar. Lo disfruté mucho, escribir para que él también escribiera. Algún día volveré a visitar ese blog y a su contraparte. Una vez me dijo entre risas: Algún día, cuando tú o yo o ambos seamos famosos, algún oscuro estudiantillo pedorro escribirá un trabajo sobre la intertextualidad en nuestros blogs y descubrirá cosas que tú y yo no sabemos. No fue necesario que se escribiera un trabajo para que lo descubriéramos meses más tarde. Sufrimos intensamente. Creo que él también sufrió. En mayo del año pasado escribía en sus últimos posts unas palabras con un extraño sabor a lágrimas:

"Ha llegado la primera paciente de la tarde. Es hora de volver a levantar esos mecanismos dichosos. Gracias lucrecia, autriz, lectora, escritora, maestra, señorita L."

Yo todavía no sabía nada. Yo lo leí y pensé que todavía quedaba un librero por llenar, que se nos iba a pasar, como lo demás. Pensé que todavía teníamos el verano, porque inclusive en junio, una vez. Después nunca más.

Entonces me volqué todavía más en el blog. Me puse a escribir furiosa, obsesivamente. Como si fuera manda. Como si fuera terapia. El blog y nada más. Creo que fue entonces que empecé a darme cuenta que había un reducido grupo de lectores que se interesaban. Todavía siento una sonrisa muy grande cuando leo algún comentario. Todavía me sigue sorprendiendo que alguien se tome la molestia de decir algo, de reaccionar, de sonreír, de asentir desde alguna computadora remota..

También por esa época empecé a ir al taller literario. Llegué y dije "tengo un blog" como quien dice "soy alcohólica" y aprendí a taparme con las manos el abismo. Hoy me doy cuenta que tal vez estoy cansada del blog. He mirado brevemente las palabras de antes y me gustan más que las de ahora. No me parece que eso sea positivo. Sé que no puedo dejar de escribir. Estoy segura de que no lo haré. Tal vez el blog necesita descansar. ¿Cómo sabe uno que un blog ha pasado su fecha de caducidad? ¿Cuando sabe amargo? ¿Cuando huele feo? No encuentro la etiqueta que diga Best before:. Tampoco voy a ser dramática y a decir que ya no más, porque me conozco bien y sé que esto va a seguir. Además, sería algo muy deGaullesco, muy de presidente berrinuchudo cuando dice, "si quieren que me vaya, nomás díganme, de veras, de veras díganme y me voy" para que entonces todo mundo corra y le diga, no, no, no te vayas ándale, porfa quédate otro ratito y entonces le dan permiso de ser un déspota.

Releo un poquitito lo que dice más arriba y me quiero arrepentir. Es raro que relea un post antes de publicarlo. Tal vez han sido dos o tres posts que se me quedan en el cajón de drafts, por algún pudor mal encauzado, pero intento que no. Aunque a veces me quiera detener un poco, porque me acuerdo que x o y se pueden sentir ofendidos o aludidos o, o,...Pero no se trata de eso, diría Shamán. Lo extraño a veces porque siempre tenía un comentario sobre puraspalabras. A veces me marcaba todavía muerto de la risa y me decía, no manches, cómo te fuiste a quedar con las llaves del coche adentro. A veces me escribía para decirme que si no podía dormir le marcara, en lugar de andar tecleando posts despeinados. Otras veces me vio con reprobación y dijo: Eso es pornografía del alma, pero ándale, allá tú.

Ha habido de todo en estos dos años: Palabras contentas y palabras cansadas, corazones rotos(bueno, uno solo, pero en varias ocasiones y en múltiples pedazos), cumpleaños, bodas, tareas, alumnos, películas y muelas y libros. Fiestas, librerías, regalos, dates frustrados, borracheras, vestiditos inapropiados , compañeros del taller,abuelas y vecinas metiches. Hubo incluso una vez palomas, conejos y trapitos. Autos descompuestos y cuerpos caprichosos, clases de yoga y hamburguesas, conciertos y noches insomnes. Posts aburridosde martes a mediodía y posts de madrugada de estrellas frente a lagos congelados. Posts sobre sueños y planes y desviacionesde los planes, posts sobre hipocondriasy amigas superpoderosas y preparatorianos traviesos. Posts sobre puentes y ríos y posts sobre la inmortalidad del cangrejo. Sobre mi madre y el guardarropa y bebés que no han nacido y flasmeis desconocidos y quasi-hermanasque se van a vivir a Canadá. Muchas ciudades. De las de verdad y de las que son personas. Herencias y moretones y ropa interior malportaday, y, y,

Me gustaría que este post hubiera sido breve. Tal vez una estadística que no poseo, como chorrocientasmil palabras en dos años, repartidas a la largo de xx posts. Y punto. No me felicito de nada. Me sorprendo, yo creo. Es como mirar un poquito atrás y saber que en 104 semanas no he dejado de escribir. Dos veces al menos por semana, y casi siempre más que eso. Que cada coraje, sonrisa, despedida, lágrima, canción, ciudad, persona ha quedado documentada.

¿Qué se hace con eso? ¿Dónde se pone esta vida? Esto, esto, esto que no son más que puraspalabras.

*Por alguna razón siento que traiciono algo al publicar palabras que no son mías. Pero sí son, porque me las regaló, como quien regala un olor para guardar en el recuerdo.

2 Comments:

Blogger curro ha dicho...

“entre mas crece un cangrejo, mas hogares tiene que abandonar y mas difícil le es encontrar uno nuevo, pero esta es la verdad de su supervivencia”

Alomejor tus habilidades tiene la misma caracteristica

3:29 p.m.  
Blogger Roberto ha dicho...

Hola!! Si es uno de los buenos momentos del dia, leerte. Si por algo puede contar en los planes de irse-quedarse.
Un abrazo my grande.

10:02 p.m.  

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