1.26.2004

perdidos

"Uno para Perdidos en Tokio, por favor". La mujer de la ventanilla finge que no le importa, pero me mira dos veces antes de darme un boleto solitario. Sólo alcanza a ver mi blusa de cuadros (qué bonita elección, una blusa de botones de presión, como vaquera, de líneas y cuadros lilas y acquas y ocre), y mis labios brillosos sin color, y la chaqueta de mezclilla. Bajo la blusa no hay nadamás que mi cuerpo que hoy se siente un poco más flaco. Entro. "Bienvenida. Que se divierta. Sala nueve al fondo". Nunca había puesto mucha atención en esa fórmula repetida tantas veces. Mis tenis Nine West color chocolate se sienten deliciosos. Espero que no se acaben nunca. Quiero palomitas. Y Coca-cola. ¿De verdad quiero Coca-cola? Sí, de hecho ya la compré. Me detengo a pensar. ¿Entro de una vez a la sala o no? Mh. Qué chistoso. Tampoco eso lo habìa hecho nunca antes. En fin. Me voy a Japón con Sofía. Quiero poder contar historias así. Sin contarlas. Mostrando. Me duele la cabeza pero no puedo irme. Los colores, la textura. Estoy viendo Tokio desde la ventana de mi hotel. Luego desde un taxi, las luces que pasan y pasan. Así me siento muchas veces. Luego, cuando empezamos en un bar y acabamos en un karaoke me siento terriblemente mal. La cabeza va a explotarme. La música, estas personas que apenas conozco, pero que han sido tan amables conmigo. Y no puedo moverme. Me quedo mirándolas cantar. Están borrachas. Tengo un poco de frío en la espalda nadamás. Mi rostro se siente pegajoso. ¿Qué horas serán? Subo los tenis al asiento de enfrente. Ya sé que está prohibido, pero no hay nadie que se atreva a decirme nada. La película es mía. Ya no quiero palomitas. Va a explotar. Tuntuntuntuntuntuntuntuntun. Qué fuerte. ¿Qué será? El pasto es demasiado verde. ¿Cómo se escribe un verde tan verde, tan en silencio contra una montaña. Hoy ví una montaña pasar. Coldplay a todo volumen. Yo atrás, hundida en el asiento trasero. Mis dedos describen palabras que no quiero olvidar en el cuero blanco sobre el que mi cuerpo está abandonado desde hace rato. Una montaña va pasando y me doy cuenta de que es la primera vez que la veo. Que la veo así. Queda muy poco sol, pero es suficiente para ver la montaña pasar. Enfrente están Claudia y Adriana. Se están riendo de algo que no entiendo. Pero no me importa. Quiero quedarme con esta monaña, abrazarla, seguir oyendo a Coldplay. Pero no se puede porque estamos buscando un café y un postre. Quiero una tarta de manzana que aquí no hay. Mi cabeza está mejor que ayer. Creo que volví hoy.

Etiquetas: