1.10.2005

Adiós Monterrey

No me gustan las despedidas, sin embargo improvisamos una. Para que todo estuviera completo. Para poder dejar atrás esta ciudad. Temporalmente, me corregían algunos. Insisto. No habré de regresar jamás a esta ciudad, porque tanto ella como yo seremos otras la próxima vez que nos veamos. Uno nunca puede regresar por completo. Me he despojado de los cerros y del río sin agua para ir a intentar ser esa otra ciudad de ríos pero sin cerros. Ser una isla.

Se quedan atrás los amigos y las madrugadas y los libros y las palabras y las calles y los alumnos y las escuelas y los cafés y los semáforos y la taza verde vintage que tanto me gusta. Se queda atrás la vida tal como la conozco. Ya no seré Miss, volveré a tomar asiento en la banca y las palabras en el pizarrón ya no serán las mías. Seré transeúnte, aprenderé a viajar ligera. Ya no conduciré a gran velocidad con todas mis pertenencias en la cajuela. Ya no más hamburguesas apuradas que se despachan por la ventanilla del auto. Compraré sólo los víveres que pueda cargar con dos brazos. Las palabras habrán de encontrar un nuevo lugar, un nuevo espacio.

Se quedan atrás los cines y las palomitas y las multitudes de los mièrcoles y los esposos de cine. Se quedan atrás mis amigas y sus noches de vino y quejumbres oficiniles y queso y palabras dulces para la que tuvo el día más difícil. Se quedan atrás los llaveros ruidosos y las puertas que resguardar. Se queda atrás mi abuela con su fortaleza y sus regaños y sus achaques de mentiritas. Se quedan cada uno de los besos en los labios a oscuras. Se quedan los exámenes sin revisar y los mapas. Se queda la computadora en el cubículo y mis padres que todavía no entienden muy bien a qué me voy. Se quedan mis hermanos, a volverse adultos. Se quedan los hijos de mis amigos a borrarme de sus frágiles memorias infantiles. Se quedan los planes de boda y las despedidas de soltera. Se quedan los cigarritos a media mañana y las charlas de todo y nada. Se queda el comedor con su comida gratuita. Se queda el tráfico de las seis y Gonzalitos a vuelta de rueda. Se queda el taller literario que se tapa el abismo con la mano frente a una taza de café. Se quedan los que se fueron antes que yo con su abandono y su olvido. Se queda lo conocido, lo cercano, lo íntimo. Todo eso se queda en este Monterrey que ya no está.

4 Comments:

Blogger Roberto ha dicho...

Hola!!
Un feliz viaje, un nuevo e interesante espacio te espera...
Un abrazo
Mis mejores deseos!!

3:38 p.m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

AAAHHHH... de Monterrey bueno...pues

1:13 p.m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

La anonima de arriba soy yo. :)
Naunet
www.conejoaureo.com

1:14 p.m.  
Blogger Yo_Mero ha dicho...

Que decision mas complicada, personalmente admiro a las personas que tienes el coraje para dejarlo todo e ir en busca de sus sueños, sin saber a ciencia cierta lo que les depara el destino. Un saludo desde la Cd. de Mexico y mucha suerte en tu nueva vida.

3:58 p.m.  

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