10.25.2004

Collares y herencias

Me preguntan que dónde compro mis collares y mis pulseras. Alguien en la oficina quiere comprarle algo a su novia que cumple años. Y que yo siempre ando con colguijes y "cosas". Me quedo pensando y me doy cuenta de que he sido muy afortunada. Hace mucho que no me compro nada yo. Qué chido, aunque me gustaría poder ayudar al pobre novio en desgracia que tiene sólo 24 horas para demostrar incondicional amor y total devoción vía primer regalo de cumpleaños a novia recién estrenada. Me quedo pensando en las cosas que más me gustan...

Un inventario chiquito:
- El collar rojo de coral ecuatoriano me lo regaló este hombre.
- La pulsera que le combina al collar rojo de coral ecuatoriano la puso el marido del cine.
- El collar negro de esa piedra que protege contra el mal de ojo, fue regalo de año nuevo chicaguense cortesía de Tamara.
- El collar de Massimo al que se le pueden dar dos vueltas para que los hilitos de piedras verdes y amarillas y naranjas queden en el cuello fue regalo de cumpleaños del hombre del buen gusto. También el choker del museo del desierto.
- El jueguito que parece como de hueso con los aretes larguitos, una de mis tías.
- Los aretes ochenteros verdes son reciclados y la pulsera es en realidad un collar que vino de Sudáfrica hecho con papel de revista por madres adolescentes.
- Los aretes naranjas que tanto me gustaban y que tuvieron que cambiar de dueño fueron obra del innombrable.


Qué chidas herencias.