11.23.2003

La boda de ayer me puso un poco triste. Me tocó leer en la misa. Me sentí muy halagada, pues todos los demás que leyeron algo eran tíos de los novios. Me tocó pedir por elos. Dany se veía hermosa, muy pálida, muy seria. Ayer la inyectaron. Tenía calentura y tos y muchos dolores. La aprensión. Otra vez las lágrimas en las bodas ajenas. Fue muy extraño. Estar ahí, en ese lugar, viendo lo que sucedía. Me dio nostalgia por todo lo que está lejos. Me acordé de cuando estábamos en la prepa y parecía que era mi vida la que estaba resuelta. Hoy hay tantas interrogantes, tantas cosas por hacer y ser. Pero entonces regreso a la música de violines, a la luz tenue y escucho a Dany diciendo "todos los días de mi vida". Dany! Tantas tardes bailando, las clases de jazz, haciendo asientos en el diario y en el mayor y sumando y restando y obteniendo los balances. Tantas làgrimas detrás de los lentes, sobre los hombros de las amigas. Se merece mucho ser feliz. Se merece mucho que la quieran y la cuiden todos los días de su vida. Escucho tantas cosas, y pienso tantas cosas. Y otra vez me siento tan lejos. De esto, de aquí. De iniciar caminos tan definitivos, tan exclusivos. Anoche, mientras todo esto sucedía se me ocurría que tal vez yo me he vendido muchas ideas. Que no quiero estar ahí porque...¿por qué? ¿Qué hay de malo en todo esto? ¿Por qué mi camino es otro? No sé, y de ordinario no me importa. De ordinario tengo cosas mejores que hacer. Después, la fiesta. Todo perfecto, cronometrado. Nadamás Dany para hacer así las cosas, para no dejar nada fuera de lugar. Y luego la que se sentía fuera de lugar era yo. El grupo muy cambiado: David en Surinam, Nic con muchos kilos encima porque Camila-o-Valentina viene en camino, Rosario también esperando, pero con menos kilos, Angie sola porque el marido y el bebé enfermos, Luis estrenando una Samantha muy bonita que de alguna forma me molesta, Juan llegando tarde y yéndose temprano, dejándome sin con quién bailar. Tenía ganas de bailar y tomar y festejar y estar con todos. Todo el mundo se tuvo que ir temprano: había que ir a dar medicinas, quitarse el vestido de maternidad, ir a otra reunión, dejar a la nueva novia en casa...Y yo...¿qué hay de mi? No lo sé. Sé que el vestido acqua me impedía un poco bailar tanto, que la ensalada con queso de cabra y tomate estuvo muy buena pero que todavía no es muy apta para el público reynosino, que en el fondo todos son los mismos pero ahora usan otras máscaras. Detrás de los chales y las corbatas y los anillos, siguen siendo los mismos. Juan lo dijo "¿cuándo nos iremos a componer?". Nunca, claro. Me enoja un poco no haber bailado tanto. Pensé que sería mejor idea ir sola, ir así como soy, como estoy. No se me ocurrió que Juan se iría antes, que Luis estaría en un rincón untándole besos a una novia nueva y bonita. Y que yo acabaría con Gloria Gaynor y "las solteras". Ugh. De todas formas, se agradece que me puedan prestar a los maridos para bailar un rato. Estoy cansada. Anoche se me ocurrieron muchas cosas para escribir, el güisqui ayuda un poco para la inspirancia. Hoy ya no me acuerdo.

Etiquetas: