11.19.2003

Mariana

Mariana Ausente:

Ayer recibí un correo electrónico tuyo. Llevaba copia para algunos de nuestros profesores, y para Vicente Fox y Aguilar Zínser. Te leí rápidamente, intrigada por lo que tenías que decir. Quería acabar pronto para saber qué era eso que originalmente escribiste para una Carta a El Norte y que mejor decidiste distribuir por correo electrónico. Estás enojada con el gobierno mexicano. Te decepciona Fox y la decisión de remover a AAZ de su cargo. Exiges una explicación y expresas desacuerdo y descontento. ¡Bravo Mariana! Me agrada tu voz. Es la primera vez que la escucho así, tan en voz alta. Tan en grande. No sé si me entiendes. Ya sabes que la literata wannabe que soy siempre anda con símiles y figuras dizque poéticas. Siempre has sido medio sindicalista. Siempre has tenido muy claras tus ideas y tus political views. Más incluso que yo, que siempre ando así como atolondrada. Bueno, estaba en tu voz. Tu voz clara y fuerte que demanda y exige. Conozco tus otras voces. La de la guía experta que evitaba que nos perdiéramos en Roma y en México, esa que cuando salíamos del metro no se interrumpía para preguntarse hacia dónde debíamos caminar. También conozco tu voz traviesa y juguetona de la carrilla y los comentarios esos breves con los que de repente te gusta desarmar a los demás. Conozco tu voz pausada y sencilla del conocimiento y el análisis, la disfuto mucho. También las voces del consejo y la confidencia y el consuelo y la crítica de arte y... No sé, pero creo que ya me entiendes. Esta voz es nueva y no. Es una voz que ya estaba, pero que no era pública ni reivindicativa. Me gusta mucho y además te leo feliz. Te siento plena y a gusto con lo que te has ido a aprender a Canadá. Porque tú y yo sabemos que no es nadamás lo del degree, eso, francamente, es el pretexto. El verdadero texto es el de tu voz y tu vida y tus planes y quién eres. Qué gusto, Mariana, qué gusto. Ya ven.
TQ, yo.

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