5.14.2008

necedad

La campana suena incesantemente. Quiere algo; está cenando frente a la televisión y seguro quiere algo. Se le pregunta en mayúsculas para que escuche. Pregunta por la mujer. La mujer no está, alguien le pidió que hiciera un mandado. Se queja de la mujer, siempre está yéndose a otro lado. Bueno, tampoco habría que generalizar. Ahora está trayendo un mandado y aquí estamos para lo que el nonagenario quiera. Ya se le olvidó. No recuerda por qué tocaba con insistencia la campana. Esta mujer tan fea, siempre lo deja solo. ¿Alguien sabe la hora que es? Las nueve. Sí. Es la hora de la cena y la medicina. Pregunta por el hijo menor, que vino por la tarde. Estuvo, ciertamente el hijo menor por la tarde. ¿Alguien lo vio? Sí, todos lo vimos, hablamos con él. Cierto, está de visita. ¿Vieron cómo la mujer no está? Pero va a volver. No. A esta hora siempre se marcha, luego de la cena y la medicina. Esta vez no es así, volverá luego de que regrese de la tienda. Mientras tanto, podemos ayudarte con algo, con lo que querías cuando sonaste la campana. Sí,la campana, pero me he olvidado.


No es la necedad lo que desconcierta. Tiene noventaycinco años de ser necio. Pero siempre fue estructurado. Quiero esto y aquello de esta manera y de aquella otra. Molesto. Ahora no. Es la necedad en su más pura expresión. Quiere algo y no sabe lo que es. Triste.

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