4.28.2008

shuvia y sherba

Llovió todo el fin de semana, pienso, mientras caliento agua. Es domingo. Rescato el regalo de Julia del estante del polvo y el olvido. Ayer estuve toda la tarde en la cineteca. Refugiándome del aburrimiento y la lluvia y de mí misma. Sobre todo de mí misma. Me bañé temprano, me puse los Panam, preparé una mochila con cosas para leer (Grandes Éxitos de EN, la Vanity Fair de Madonna), cuadernitos, golosinas, agua, cigarros. La idea era tomar el metro pero cuando llegué a la esquina me quedó claro que ni el paraguotas iba a impedir que me mojara. Y seis horas con los calcetines mojados son muchas horas. Me subí al auto, le grité a los lentos que transitaban por Madero, rebasé y pité, hasta que llegué. Uno para la sala uno. Uno. Ya empezó. La película está llena de teatro. Con mucha, no sé, coreografía. La gente puede hacer preguntas al productor al final. I brace myself. Tenían que sacar a Pinochet a cuento. Re-estúpidos. Que se queden callados, mejor. Otro día escribiré sobre eso. Lo que la gente de Monterrey piensa de Latinoamérica. Lo que algunos piensan de Latinoamérica. Segunda película. Me gusta la música, la fotografía, la narrativa. Me gustan mucho las voces infantiles. Escribir desde la niñez. Alguna vez lo intenté, con Julieta. ¿A dónde te fuiste pequeña Julieta, con tus sueños de ser divorciada cuando grande? ¿A dónde te llevaste los regaños de tu nana y las uñas pintadas de tu mamá? Quiero escribir. Escribir bien, como me dijo Anne Patchett una vez; eso y creer en mí. Escribo esto y me asomo a la cacerola. Apenas va a romper el hervor. Apago. No está la bolsa. Revoloteo todo hasta que me doy por vencida. Ya no está. La bombilla se resigna. Yo no quiero resignarme. Es decir. Está lloviendo. No estoy cansada. La tercera película era un poco sobre la resignación. El horizonte pelón, la nada, la falta de apetito. Un perpetuo "bueno" con los labios apretados.No. Así no. Hacer algo. Aventarme. Como si no quedara de otra. Como cuando llovía en Nueva York y de todas formas, calzarse las botas, arriesgarse, poner al mal tiempo etcétera.

Esta tarde compraré la yerba.

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