5.01.2008

telemarketing

A nadie le importa que sea miércoles, que yo tenga ocho mil cosas que hacer. Mi puerta se abre todo el día: Miss, ¿es cierto que se repone la clase?. Miss, ¿te acuerdas que yo no vine y por eso me pusiste cero? Miss, ¿qué pasa si no vengo a la clase de al rato? Maztrichita, ¿ya contestaste la encuesta? Maz, ¿me regalas café? Maztrich, can you help me pay the Mexican tax for the car? Este último, I kid you not, el colega chinish que quiere que le ayude a pagar la tenencia y al que, me sorprendo, le digo, que sorry, wednesdays are terrible for me, but log on and do it on the internets.

Hasta el mugre becario desaparecido sale de la nada en el momento más inoportuno: NECESITO que me des algo que hacer porque no he cumplido con las horas. Estoy ocupada. ¿Te ayudo? No me estorbes. Pero tengo que juntar horas. Hoy no. Mañana es puente. Vete. ¿Y si me faltan horas qué va a pasar? Adios, Becario Abandonador.

Encima, como si todo fuera poco, suena el teléfono. Buenas tardes, ¿la señorita Maztrich? Extrañamente mi automático asusórdenesquiénhabla se atora. En vez de eso, digo, ¿de parte de quién? Le estamos llamando de seguros American Express. Ella no se encuentra. ¿No está? No. Ah. [silencio impaciente de mi lado] ¿Sabe en qué momento la podemos localizar? No tengo la menor idea. Bueno, le agradezco mucho Señorita Maztrich, hasta luego.

WTF?

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1 Comments:

Blogger Historia de los Días ha dicho...

A uno no le dejan vivir sus días como quiere, y la llamada del teléfono nunca esta allí para ayudar a vivir el día, sino para exprimir algo de dinero de él, quien podrá salvar los días

4:59 a.m.  

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