8.09.2005

talla

Mi sol ha vuelto a brillar y el mundo a sonreír.

No, no es por la perspectiva de retornarle la normalidad a esta casa con el inminente regreso del flatmate.
Tampoco por la compañía deliciosa de los últimos días.
No me alegra pensar que son mis últimas semanas en el trabajo antes de que empiecen las clases.

Lo que pasa es que me dí cuenta de que no estoy gorda. El cuerpo es perfecto. El problema lo encontré en la etiqueta de los pantalones que me quedan apretados. Esos mismos que me habían convencido de empezar la dieta y etcétera. Son talla dos. Mi edad más de 10 veces ese número. A mi edad una no puede usar ropa de esa talla a menos que una sea petite o bu-lí-mi-ca (a esta edad no se puede ser anoréxica, of course). Termino mi razonamiento en voz alta, el júbilo de pensar en lo que voy a comerme al rato y mi hermano me mira con desconfianza. "¿O sea que estás feliz -ahora sí- de que tu cuerpo refleje tu verdadera edad?" No mentiende. "¿O sea que no eres gorda, nadamás eres vieja?" Aysh. Los hombres de 17 no entienden nada.

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1 Comments:

Anonymous Anónimo ha dicho...

a un amigo mío, cuando llegó el momento, su hijo le dijo: Papá, a ver cuando empiezas a tener la edad que representas.
*

5:42 p.m.  

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