8.03.2005

Paulina

Qué cansancio. Anoche se me fue el sueño. Por alguna razón pensé en Paulina que apenas tiene dos semanas en el mundo. Entonces prendo otra vez la luz y escribo.


Querida Paulina:

Eres un sueño hecho realidad. No me refiero al deseo que tenían tus papás de que vinieras al mundo, ni tampoco al proyecto de vida que emprendieron el día que se casaron. Eso ya lo sabes, así como algún día sabrás leer estas líneas. No te escribo para contarte del amor con el que fuiste concebida porque eso no me corresponde a mí. A mí me corresponde contarte sobre cuando tu mamá y yo te soñamos. Jugábamos a imaginar cómo serías, qué nombre llevarías. Hoy sabemos que te llamas Pauina y que tu papá tenía que ser Óscar para que tuvieras la boca en forma de corazón. En aquellos días no sabíamos nada. Éramos pequeñas, tal vez como tú cuando leas esto sola por primera vez. Teníamos cada una un bebé pelón, y tu mamá y yo jugábamos a imaginarnos que eran de carne y hueso. Les inventábamos todo lo que no podíamos imaginar pero que no por ello deseábamos menos. Éramos inseparables, aunque ella tenía la letra bonita y yo no. Espero que tengas bonita letra Paulina. En esa época deseábamos muchas cosas, todas con las mismas ganas: Una bicicleta morada, unos patines nuevos, un casette del artista del mometno, alguna pulsera de colores o unos aretes estrafalarios (esos para mí, tu mamá siempre más discreta). Eso y crecer. Crecer y tener las cosas de la gente que crece y es feliz y lo tiene todo. Entonces pensábamos en tí, pensábamos también en los primos que houy que escribo todavía no tienes. Es de noche Paulina bebé y no te conozco y no puedo dormir. ¿Cuánros años irás a tener el día que tu tía Maztrich tenga un primo para tí? No lo sé. Sé sin embargo que esta noche estoy en Nueva York escribiéndote cosas sobre un edredón de flores rojas. Tu tía la bohemia, diría tu papá que el otro día me decía que me quedara más tiempo en Nueva York para que cuando seas más grande te manden a visitarme. Entonces yo te llevaría al teatro y a los conciertos a los que tu mamá y yo nunca fuimos de niñas y te enseñaría a preparar berenjenas a la manera rusa (bueno de Georgia, ¿sabes dónde queda?) y que tu mamá no conoce porque esos son trucos y cosas que aprendí después, en ese cacho de vida en el que no hemos sido inseparables. No sé, a lo mejor te enseñaría cómo con una baguette (tu mamá dice bolillo) y un poco de tomate y queso podemos hacer bolipizzas igualitas a las que hacíamos a tu edad en la cocina de tu abuelita Norma. Quién sabe Paulina, quién sabe cómo vas a ser, si vas a tener el pelo chino o no. Quién sabe dónde voy a estar cuando tengas edad suficiente para estas cosas Paulina. Quién sabe si sabrás quién soy. Sé sin embargo que deseo que seas más feliz que nosotras a tu edad. Que llegues más lejos el más lejano de nuestros sueños y que de vez en cuando me dejes asomarme en tus ojos al reflejo de la memoria de mi amistad con tu madre. Besos Paulina.

1 Comments:

Blogger Jody Dito ha dicho...

Querida Tia Maztrich;

Aúnque soy muy pequeña aún y no sé escribir, ni siquiera hablar, tampoco veo bien, solo formas y oir si, oigo muy bien.
Pues , ya digo, aún con todos estas dificultades me he animado a escribirte.

Lo primero es darte las gracias por esta bonita y sensible cartita en este bolg (se dice asi, no?) tuyo tan chulo. Y después decirte que algo he debido de hacer en mis anteriores vidas para tener ésta suerte en esta, una mama que es amiga tuya, de mi tiita Maztrich. Cuando sepa hacer todo lo que ahora mismito no sé, te prometo leer esos libros que tu habrás publicado y esos diarios que se te amontonaran en las estanterías de tu libreria. Y me sentiré muy orgullosa frente a mis amigos de tener una tia famosa y escritora.

Adios, hasta cuando sea mayor y sepa hablar y te pueda decir todo esto yo misma.

Paulina

12:01 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home