8.13.2004

Lo malo.

Lo malo de irse sin planearlo un viernes por la tarde a visitar a la madre que se ha quedado sola el fin de semana no es no llevar cepillo de dientes, ni zapatos que combinen.
Lo malo de subirse cansada al auto y manejar dos horas no es llegar a una casa vacía y no tener llaves para entrar.
Lo único, único malo de todo ello (horror, me estoy volviendo regia de verdad) es darle cien pesos de propina al tipo de la gasolinera y sólo percatarse de ello cientocuatro kilómetros más tarde.
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Que no se me olvide, PORFAVOR no volver a ir NUNCA a hacerme cosas en las uñas. Yo no sé quién me dijo que a mí me debe gustar que me corten y me saquen sangre y que encima me dé pena reclamar y termine pagando por todo el numerito.