7.27.2004

Paciencia

La curva difícil del año ha llegado. Necesito paciencia, paciencia, sonrisas y paciencia. Me la estoy tomando a cucharadas, en sobre, como infusión, de todas formas. Esta gente, por más que me parezcan individuos irritables, no tienen nada qué ver con el resto de mi vida. Con el auto y las enfermancias y los insocnios. Ellos son aparte y aparte los tengo que tratar.

GUARGH.

Ayer amiga del alma-señora con camioneta pasó por mí para hacer "vueltas".  Mientras comprábamos celularm, lavábamos camionetona, comíamos yogurt, fumábamos mentolados, surtíamos el súper, nos contamos nuestras respectivas aventuritas de la semana.  Qué risa. ¿Por qué no podemos ser como la gente? ¿Por qué nos tenemos que enfermar en las vacaciones y las grúas tienen que hacer volar nuestros autos por los aires de la sierra de Durango, y los hombres portarse como nadamás ellos saben y esas cosas? Nadamás ella mentiende cuando le digo que esto no se lo puedo contar a nadie.  "Ya sé amiga, ya mejor nadamás decir 'bien, gracias' cuando te preguntan cómo te fue". Exacto. Porque si no nadie nos va a creer. Porque si contáramos esto, nadie nos lo creería. Nos da risa, y nos da lagrimita y luego nadamás nos da suspiro resignado. Somos superpoderosas. Levantamos cofres, nos pintamos las uñas, contratamos grúas, organizamos showers, bañamos a los niños, esuchamos a las mamás que todo lo saben, excepto que nosotras también ya somos grandes, lloramos sin que nos vean, tomamos café, manejamos camionetas, usamos tacones, coqueteamos con los dependientes de las tiendas de celular, hablamos, hablamos, hablamos. Cómo la quiero, me cae.