Reflejo en la ventana
La de las sandalias con tacones de diez centímetros de altura. La de la blusa rosita con la línea blanca en medio, los pantalones gris-primavera. La del pelo largo (tengo el pelo largo otra vez!), las uñitas largas y limadas, la de los pies y los hombros descubiertos y bronceados. La mujerona esa...¡era yo!
1 Comments:
es posible que en esos momentos en los que nos descubrimos invencibles seamos tan felices... y a veces sin quererlo concientemente cambiamos al mundo. Compartir es un acto a veces no conciente... gracias... es una mañana de verdad.
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