7.30.2004

Caducidad.

Los hombres que quieran seducirme, enamorarme, recuperarme, van a tener que inventarse otra frasesita. Esa de "Ven a conmigo a París/Nueva York/Chicago/la sierra de Durango" ya se gastó. Ha dejado de funcionar a fuerzas de tanto usarse. Ya no pienso dar un paso más por nadie, ni por la promesa de un amor, de unos días de amor que no lo es. Al final de cuentas, nadamás se benefician las compañías aéreas, las tiendas de souvenirs. Basta ya de promociones de vuelos, de encuentros en aeropuertos. La línea ha cumplido su fecha de caducidad y ha dejado de servir para que mi corazón viajero y yo hagamos maletas de esperanza, inventemos pretextos y coartadas y nos larguemos a que otra vez nos hagan daño. Fin de las promociones de turismo romántico. Y es que sí, es muy emocionante. Sí, suena bien. Sí, tengo unas fotos muy bonitas. Sí, los puentes y los ríos y los atardeceres. Sí, las maletas y la ropa tirada. Sí, las miradas en el transporte colectivo de ciudades desconocidas. Sí, la comida exótica. Sí las bufandas y los gorros y los guantes prestados. Sí, el rush, el thrill. Pero ya basta. Ha sido suficiente. Ha sido demasiado. Ya tengo todas las millas que el programa permite, ya en mi mochila no cabe nada más, ya el escritorio se desborda de souvenirs, ya no hay espacio para más fotos o compromisos fantasma. Ya no, ya no ya no yanoyanoyanoyano. Que otros lo vivan ahora. Que los que siguen lo vivan ahora. Bienvenidos ellos, los que quieran venir.

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