10.21.2010

rayuela

No tengo novia, pero la estoy buscando.

Hago una pausa. Los dedos dejan de teclear. Lo miro. ¿La estás buscando? Hago uno chiste. Chacoteo. ¿Dónde la perdiste? Vuelvo a la pantalla. Vino a decirme no sé qué cosa y tengo tanto qué hacer.

No, no. No entiendes. Es que hay un libro, dice. Y después se acuerda que lo trae en la mochila y lo saca. Por supuesto. Me río. Entonces no estás buscando una novia. Estás buscando una Maga. ¿Cómo sabes? Algo le chisporrotea en los ojos. ¿Ya lo leíste? Abandono el teclado y bajo la pantalla. Una sonrisa me invade. Es genuina. Mira, hay un capítulo, dice.

Apenas alcanza a decir apenas. Y lo alcanzo de memoria hasta las hidromurias. Parpadea. Me doy cuenta de la novedad y por un momento recuerdo cuánto me gusta. Cortázar pero sobre todo. El vértigo y la novedad que pueden producir en otros las palabras. Compartir.

Y lo miro y me escucho y cuando se marcha tengo un poquito de taquicardia (de la buena) y cierro brevemente los ojos y digo, gracias. Que la encuentres. Tú sí.

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