9.19.2010

viernes

Sales con un chico. No. Aceptas salir con un chico. Un chico que te mira de lejos hace cuatro, cinco años. Pero eso ya lo sabías. Lo has mirado mirarte. De lejos. Coinciden. Aquí y allá. Uno o dos grados de diferencia. Sabes que seguirás coincidiendo. Por eso no te animas a salir con él y romperle el corazón. Porque nos queda claro que esto no va a otra parte. Sin embargo un día te da la gana y aceptas. Tal vez te has cansado de seguir postergando. Ya no puedes estar en casa otro viernes más porque los narcos. Es triste de verdad ver el abandono en que has dejado esos zapatos y las minifaldas que en un par de años ya no usarás. Es ahora. Aunque él no sea. Así que te arrastras de la oficina a tu casa. Le contestas el teléfono ahora sí, como tantas veces no. Te detienes dos segundos antes de cancelarle porque no sabe a dónde va a invitarte. Es un tipo raro. De esos que suben mucho la voz y manotean para todo. Te pones un poco pesada al teléfono pero no se da cuenta. No te ofrece pasar a recogerte. Tampoco te importa tanto. Te medio arreglas. No sacas la ropa más linda sin estrenar. No te enchinas las pestañas ni te montas en tu tacón más alto. Después pasas dos horas y media, no más en un bar a media luz escuchando boberías un viernes cualquiera después del trabajo.

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3 Comments:

Blogger rageforst ha dicho...

si, uno se va curtiendo en esos encuentros, y es cuando nada importa, al menos no importa como antes

11:13 a.m.  
Blogger c. ha dicho...

linda! un saludito apenas, para que sepas que sigo por acá, leyendote a veces.
beso!

6:50 p.m.  
Blogger La Maz ha dicho...

queridísima! pienso en vos muy seguido y también te leo. veo que has cambiado un poco tus actividades ¿qué tal te va? recibe un abrazo fuerte. tal vez dentro de poco, desde más cerca

11:02 p.m.  

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