10.09.2010

cuadernito rescatado

2.25.2004


A veces me siento como un abrigo fino que se intenta vender en primavera. Hay que ponerlo en rebaja, porque si no no se vende. Como rebanada de sandía en pleno invierno, deliciosa, muy jugosa, pero no se antoja. ¿Será eso? Fruta fuera de temporada. Ropa de entretiempo. Así me parece a veces que ha sido siempre: "Es que me gradúo, es que tú te vas, es que vivo en otro país, es que tengo problemas familiares, es que soy menos que tú, es que no tengo ganas..... Y resulta que no soy yo. Es nadamás el tiempo, la circunstancia, el maldito tiempo. Siempre igual. Siempre desfasada, siempre viviendo en otro tiempo. En uno distinto, ajeno. Como estar bajo una luz favorecedora todo el tiempo, pero artificial. Y no es cierto. Porque también he sido la indicada por mucho tiempo. Porque yo también sé qué se siente inventarse uno una identidad amorosa solitaria (si es que eso existiera) antes de volver a intentarlo. A veces, sin embargo, a veces me siento como fruta madura. A veces siento que tengo tanto y que no puedo darlo. ¿Será que no puedo darlo? Será que de verdad debo dejar el precio alto, seguir las reglas? He intentado no hacerlo. He intentado lanzarme al vacío, los ojos cerrados, plena, confiada, feliz. ¿Por qué no ahora? ¿Por qué vas a pagar tú por todas las veces anteriores que me aventé sin pensarlo, sin fijarme? 
Y es que siempre acabo pagando yo.