10.09.2010

cinemática

Anoche soñé la muerte de mi abuela muerta hace cuatro años. Es la primera vez que sueño en calidad de narrador omnisciente no participante, yo creo. Mi madre se había quedado dormida en terapia intensiva, cuidando a mi abuela. Habían cortado la electricidad. Las puertas de la habitación -transparente- estaban cerradas desde dentro. Mi madre dormía junto a la cama vacía de vida. En mi sueño, la vi despertar sin darse cuenta. Cuando salía al pasillo, atolondrada todavía, había un ejército de enfermeras y médicos, guardando una absurda y silenciosa distancia. Como que habían visto inútiles, morir a mi abuela cuando se fue la luz y los aparatos se apagaron y las puertas se cerraron.

Y yo, que no le busco significado a nada, sólo atiné a abrir un ojo (uno, el otro no lo abrí hasta en la regadera exprés) 69 minutos después de la hora a la que había sonado mi despertador por primera vez.

Y me fui tarde al trabajo. Otra vez.

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