2.17.2010

martes de cine

Fui a ver Up in the Air. Un boleto. Me ofende un poco que no la chica de la taquilla no hace un comentario insensible a mi demanda solitaria. Tal vez ahora les enseñan en el entrenamiento que un cliente es un cliente, y que los cinevidentes single son un mercado que hay que cuidar. Tal vez ya no sorprende que alguien como yo se acerque a la taquilla y pida un boleto para las 8:20. No lo sé. Paso frente a la fuente de sodas y titubeo. Regreso. Pido un combo. El más pequeño se dice Mediano (no existe "chico" en el idioma del comercio del entretenimiento como tampoco existe ya "¿sólo uno?"). Resulta ser demasiado. La película también un poco. Ese guardar la maleta, deshacer la maleta que tan bien me sale de un tiempo para acá. Que tampoco es tanto, yo no tengo tantas millas. Pero un poco esa actitud. Esa perpetua actitud de viajero frecuente, maleta preparada, botiquín repleto de botellitas. Tanta pinche botellita y tanto jaboncito confortable. De regreso quién sabe por qué, recuerdo algo. Es el 2002. Todavía no he cumplido 23 años. Estoy recién graduada. Es mi primer trabajo de tiempo completo. Estoy en el hotel de una ciudad que no he vuelto visitar. Me han encomendado un Proyecto. Soy joven. No recuerdo nada del vuelo. Pero sí de ese primer estar en un hotel (¿cuántos hoteles desde entonces?). Ese cerrar la puerta y entender que no hay nadie. Esa emoción que no se puede colgar con la blusa de botones en el perchero, ni escribirse en el reporte torpe que resultó. Esa primera foto que tomo y en la que no puedo salir. Recuerdo las lágrimas estúpidas. El silencio. La sábana blanca y la cortina, que no te puede consolar. La alfombra que no registra los pasos ni el ruido que hacemos sobre ella.

Y la mirilla, esa por la que espío desde entonces.

Etiquetas: , ,

1 Comments:

Blogger Carol ha dicho...

Desde los 12 voy sola al cine y me sigo sintiéndo rara, pero bien, me gusta. Alguna vez que fui acompañada, mientras estaba en la fila para entrar a la sala, mi acompañante me pidió autorización para comenzar a comerse su baguette, lo cual todavía me sigue causando ternura.

Saludos Maz

5:16 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home