1.05.2008

singledom

Ayer recobré algo que no sabía que había perdido. La conciencia del cuerpo soltero. La conciencia soltera del cuerpo. Tenía una fiesta de cumpleaños en una casa. ¿Qué me pongo? No tengo idea. Me sorprendió mirar al cuerpo de otra forma. Es cierto que últimamente el cuerpo es distinto, aunque sea un poco. Se parece más a sí mismo. Tiene más costillas, muslos más mesurados, una cadera tranquila y reposada. Inclusive los brazos, un poquito, pero eso para el observador habitual sería tal vez exagerar. Había dejado de mirarme. Me pintaba en automático, así como de memoria. Me vestía profesionalmente. Utilitariamente. No, no es que me dejara de gustar nunca la ropa, ni que dejé de arreglarme nunca. Pero con otra actitud. Probarme una blusa, otra. Un brassiere, otro brassiere. Aretes tres, cuatro veces. ¿De verdad sólo tengo dos colores de lipstick? Una pulsera, otra pulsera. Zapato abierto, zapato cerrado. Mi yo nostálgico quiere quejarse, quiere decirme que reconsidere esto de la soltería, que agache la cabeza, que entre en razón. ¿Te das cuenta lo difícil que es?, parece decirme. Qué flojera, ¿no? No. Hay cosas que no deberían cambiar. Cosas que uno va dejando porque se apoltrona, se atonta, se aburguesa. We're going to have so much fun.

Etiquetas: ,