7.26.2005

expulsados

Era de madrugada, antesitos de que empezara el día. Mi hermano dormía en el sofá cama de la sala. El flasmeis abría la puerta sin tocar. El flasmeis temporal se sorprendía de que tuviera llave. Su esposa también dormía. Yo me sorprendía de que viniera vestido de partido de basket, con shorts, sin mangas, sudoroso. Ya no vives aquí anunciaba. Yei, pensaron mis adentros y después ¿cómo? dijeron mis afueras. Necesito hablar contigo (a mí), y nos salíamos a hablar al descanso de las escaleras. Se había enterado de una cosa escandalosa del flasmeis que ni siquiera su esposa sabía. De mal gusto, inaceptable. Entonces tomó el primer vuelo que encontró a Nueva York y vino a resolver las cosas. Claro, había llegado cuando todos dormíamos y no tenía sueño. Entonces fue a jugar una cascarita de basket a la escuela. Los expulsó, maletas, madrugada y todo. Tomaron dos maletas, se resistieron un poco y después se fueron. A mi hermano le tapamos los oídos para que no se enterara. Después me metí a bañar. La regadera es más grande, pero la cortina la misma (me gusta la cortina). En la sala teníamos plantas. Una orquídea y unas julietas en jarrones transparentes llenos de agua. Mi recámara tenía espacio para una mesita de café en medio de los dos sillones. En fin. Por lo visto se vale soñar.