6.08.2005

varios

Estoy cansada. Tengo sueño. No he podido leer, no he podido escribir. Me levanto temprano, desayuno como la gente (yogurt, fruta, café, pan) y me largo a ganarme un hipotético pan con el muy real sudor de la frente. Hoy pensé que a lo mejor era la menopausia, del calorón. Los fotógrafos siguen estando frente al hotel donde Russell Crowe le aventó el teléfono al empleado. Pasé seis veces por ahí hoy, en mis trajines veraniegos. Mencantan los gringos estos. Pobrecitos. Lo acusan de assault y, ay santapachabendita, de posesión de un arma en cuarto grado. Whatever that means. Quise ir a la clase de yoga en la iglesia súper progresista de por la escuela pero se me hizo tarde. Entonces mestiré como gato en la salita y luego como que le hice la lucha a unas asanas. Cuando venía del trabajo (ay qué bonito suena eso otra vez) se me hizo escuchar el tren. Me tomó un par de segundos recordar que acá no se oye el silbato del tren. Crucé Houston (jauston, en niuyorkino) mirando al viejito del Cadillac que ocasionaba el ruido pseudo-ferrocarrilero. El convertible del carril de junto le hacía unas señas que me hubieran espantado si no tuviera tanto calor. Tres carriles y un camellón más adelante un hombre gritó que estaba tratando de tener una conversación en su celular, would you mind keeping it down, grandpa? Los otros testigos nos reímos. Nomás aquí pasan esas cosas. Ví Star Wars. Marijose tiene razón. Cómo se aburrían las mujeres en una galaxia muy muy lejana. Así qué chiste. Me dio gusto que se terminara, porque sé que ya no habrá otra. La gente aplaudió y todo. Aysh, qué gente. Me duelen los pies. Caminé un montón. Comí arroz recalentado y pollo con soya y genjibre. Tengo mucho sueño. Mañana otra vez, la madrugación. Me informan que deberé retirarme a mis aposentos con un día de anticipación. Había estado de posesionaria absoluta e ilegítima de todos estos metros cuadrados. El flasmeis sustituto llega el jueves y yo con una cuarta parte de mis posesiones regadas. Damn it. Hoy me dí cuenta que el viejito aquel era el hijo de Thelonious Monk. Wow. Eso será otro día. Ojalá te lo pudiera compartir, pensé hoy cuando me acordé de él. Después me dí cuenta que el domingo se cumplió un año. Un año desde que me depositara en la puerta de mi casa a las diez de la mañana para no volver jamás. Yo no sabía que era la última y no me fijé dos veces. ¿Lo sabría él? Sé que la noche anterior a esa fue la peor que pasamos. Con todo y que. Tal vez lo más horrible fuera que para entonces ya era un hombre ajeno y yo sin darme cuenta. Yo, con los últimos moretones y el vestido rojo y los labios trasnochados. Ignorante, infeliz. Qué calor hace.

1 Comments:

Blogger Jody Dito ha dicho...

La vida es una sucesión de acontecimientos, sorpresivos, espontáneos, inesperados, esta llena de sensaciones, emociones, razonamientos de todo tipo.

Por eso la vida es bella, por ese desconocimiento de lo que viene al segundo siguiente. Siempre hay que estar atento, por lo que pueda pasar. Jo! es impresionante.

El único "pero", es que existe la mente, esta mente que nos engaña continuamente, de la que somos esclavos encadenados.
Si fueramos capaces de conocerla y dominarla, estaríamos "despiertos", seríamos "iluminados".

Tu post me suena a vida cotidiana en "Niuyor", me da envidia, envidia sana, inocente. Gracias.

3:35 a.m.  

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