6.05.2005

Entiendo

Entiendo. Eso de equivocarme en el día de la función de cine del festival de derechos humanos no fue buena idea. Ir con alguien nomás por ir con alguien sólo lo hizo peor. Largarme dos horas y media después, es posible que no fuera lo que él estaba esperando. Aunque nos hayamos comido una paleta mientras bajábamos a pie desde la 66 hasta la 42. Aunque en el camino habláramos de la infancia y de cualquier cosa y luego nos hayamos tomado una cerveza carísima en Bryant Park. Aunque yo lo hubiera invitado a que viéramos Madagascar a las once con un grupo de gente. Él no quería eso. Qué aburrido, ir al cine, dijo. Pero podríamos ir a tu casa a ver alguna película mejor. Yeah, right. Por eso el berrinche frente a la estación del metro. Por eso no me advirtió que ese tren no habría de llevarme a donde yo quería. En fin. El problema, me parece, es que él pensaba que era un deit. Lo lamento.

1 Comments:

Blogger Roberto ha dicho...

berrinches... mal, mal, mal, pero si acaso los hombres tenemos mala fama por eso. Por creer cosas que no son.

10:33 a.m.  

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