10.15.2004

Sólo quería tu cerebro

Platicando con él, que está en Londres, se me ocurrió algo. Me decía que estaba estresdo en su nueva escuela "es que acá todos son bien geeks y overachievers". Y no le gusta. No porque no sea inteligente. No porque no sea capaz. Lo que pasa es que se ha vendido a sí mismo la glamorosa idea de que él es una persona frívola. Claro que lee filosofía, pero lee a Zizek, of course, que está in. Por eso le encantan los posmodernos franceses. Eso recuerdo que me deslumbró. Sabía de Derridá y Baudrillard era su héroe. Wow. Me enamoré, dijo él, de su "aporte enciclopédico" a mi vida. Posiblemente. Ahora me doy cuenta de la estrategia. Le gusta ser cool y glam, banal. Porque así lo eligió, porque es un lujo que cree que puede darse. Pero ahora que está lejos, opino, debe darse la oportunidad. Que el pequeño geek que vive en su interior se manifieste frente a toda esa gente. Que no le dé pena. Se resiste. Es como las niñas guapas que quieren hablar de libros con sus pretendientes, para no sentirse usadas. Como las ejecutivas de cuerpazo que se esfuerzan por parecer inteligentes para que nadie ose sugerir que están nomás de adorno. En retrospectiva me doy cuenta, que lo usé. Que hice como los truhanes con las muchachitas inocentes, que les dicen que las quieren por sus buenos sentimientos y luego las manosean. Como los gañanes intelectuales con las mujercitas leídas, les invitan un café, para platicar de filosofía y luego ellas, vanidosísimas y estupidisísimas, se sienten finalmente apreciadas y acceden a cualquier cosa. Pues yo hice al revés, pero lo mismo. Le hice creer que quería su cuerpo para poder apoderarme del cerebro. Que me perdone.

1 Comments:

Anonymous Anónimo ha dicho...

En tus posts de "él" me leo yo. Éste en especial lo sentí más. Así fué también. Tiene años que no lo veo ni tengo contacto pero nunca falta algo que me gustaría platicarle, que aunque lo platique con otras personas siempre hace falta "su" punto de vista. Superé la etapa de "ver con sus ojos" y los momentos compartidos. Aprendí que no se tiene que olvidar sino recordar distinto pues siempre se querrá por lo que hubo y no hubo, haya o no haya alguien más. Antes que cualquier cosa fuimos amigos y si, aunque me haya costado aceptarlo, extraño mucho su amistad.

9:44 p.m.  

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