9.09.2004

Otitis

Molesta todo el día. Salgo de la peor clase de yoga a la que he ido. Corrijo. Salgo de la clase de yoga en la que he sido la peor de las alumnas. Cero concentración. Consecuencia: Cero equilibrio, cero relajación, nadamás esfuerzo inútil. Un oído parece que está a punto de explotar. Estoy mareada. Manejo quién sabe cómo a mi casa. Sigo mareada, sigue el oído. No es la primera vez. Pero ahora me asusto de verdad. Tomo las llaves y llamo a alguien. Vamos al hospital. Qué divertido, con lo mucho que me gustan. Llegamos a urgencias. Sin mirarme dos veces, otitis. Infección muy avanzada, diagnostica mientras mira con cuidado mis pants celestes y termina de marcharse. No alcanzo a mirar el nombre de la bata. Tampoco se presentó. Antibióticos, desinflamatorio. Proceso kafkiano salir de ahí, pagar. Compro sólo el antiinflamatorio. Ahora soy más inteligente. Ahora sé que los doctores dicen mentiras. También sé (y me lo dijo un doctor que también dice mentiras), que los antibióticos no le hacen nada a las otitis de los niños. Se curan a pesar de los doctores. Yo soy niña, pero no le hace. También me propongo curarme a pesar de los doctores. Duermo mal. Despierto peor. La tentación de no ir a mi clase es muchísima. Me la aguanto. Me visto. Llego y sorpresa, mis alumnos se han convertido en pared. Podía haberme quedado a darle la clase a mi maceta y ésta habría tal vez reaccionado más. Las hojas tal vez se hubieran movido a mi paso. ARGH. Salgo furibunda con ellos, furibunda con mi dolor. Me abstengo de fumar. Voy con el otorrino. Pienso en el canal de eustaquio, o la trompa de eustaquio y esas cosas. Espero leyendo una National Geographic. Por fin es mi turno. Me revisa. Hay que hacer siempre la clínica. No matter what. El paciente dice muchas cosas, uno supone algunas otras. Por eso mejor, la clínica. Me lo dice como si yo también fuera una de sus alumnas. Me doy cuenta de algo. Me gusta ser alumna. A lo mejor por eso... ahhh. El problema no está en el oído. Tómate esto. Ignora a los de anoche del hospital. No saben nada. ¿Para qué los pasó entonces?, pienso yo y me callo. Me callo porque pienso en mis alumnos que algún día dirán alguna burrada y me callo.

Camino al trabajo, una música viejita, un flashback a otro corazón roto. What it takes, de Aerosmith.

Etiquetas:

1 Comments:

Blogger Roberto ha dicho...

Que se mejore pronto..!! El oido es tan delicado... lo se... te mando un abrazo.

5:38 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home