9.22.2004

Lista de super

1. Otra vez había que ir al super. Después del yoga, bien sûr. Así sudada y en chanclas y pantalones celestes a la cadera y tanktop quenseñalapanza.Es malo eso de ir a comprar comida luego de hacer los ejercicios. Queso, queso, queso. Apestoso, en rebanadas, delgadito, en trozo, con jalapeños (una pequeña concesión con el paladar texmex que todavía queda en un rincón, junto a los tacos con queso amarillo). Pimientos verdes, amarillos, rojos, naranjas. Mucho pan: multigrano, honey-oatmeal,bagels, brownies para las mañanas a la carrera... ¿Frutas? En jugo (manzana, toronja) y en mermelada (zarzamora, la de chabacano no me la he terminado). Pasta, portobellos, salsa de tomate, jamón también en presentaciones diversas. Ya en la caja, vuelta en U abruptísima. Casi atropello ama de casa distraída. Me falta lo más importante. Pacificadores. Una bolsa de paletas para la niña esa que ha dejado de fumar. A ver si con eso se calma, porque ya no la soporto más.


2. Me encantan los deits esos que aparecen y desaparecen intermitentemente. Los que se van, tienen novia, terminan y regresan. Con la cola entre las patas, pero tratando de disimular muy bien. Unos hasta se fingen los ofendidos (¿ya no saludas o qué?), otros más decentemente argumentan "mucho trabajo". Todos con la cabeza gacha vienen a asomarse y ver si todavía pueden ir al cine con nosotras. Algunos cuantos (muy pocos, la verdad) diseñan intrincados planes para salir en tiempos/lugares en los que sea propicio encontrarse con las ex-susodichas. A mí, la verdad, me dan flojera.

3. Que no abran la boca, por favor. Hay personas súper maleducadas. Gentes que nadamás un día se lo proponen y acaban con la ilusión del prójimo así como así. A lo mejor estoy pagando haberles crusheado la inocencia a ese par de despistadas que en quinto año todavía creían en Santa Clós.De todas formas no se vale. Yo tan tranquilita questaba. Tan feliz imaginándome cómo era su voz, inventándole carrera, historia, pasado. Y sopas viene el infeliz y se le ocurre dirigirme la palabra. Y ahí va un mes tirado a la basura. Justo cuando había decidido que era un tipo atormentado y salvajón, justo cuando me había memorizado sus pestañas, se le ocurre a mi compañerito del yoga abrir la boca y preguntarme cualquier cosa.

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