8.20.2004

La Huasteca en rosa

La Huasteca es rosa, pienso mientras enciendo el último cigarrillo de la mañana. Miro por el retrovisor. Un sol callado y fosforescente se asoma como el responsable de que hoy la Huasteca sea rosa. Desde hace algunos minutos son las siete de la mañana... Me asusta darme cuenta de lo bien que funciona el cerebro después de la segunda tirada al cigarro. Me consuelo pensando en la botella de agua que ya llevo a la mitad, y en todo el ejercicio que he estado haciendo últimamente. En el radio hay una canción cursísima (can't smile without you I can't smile without you I can't laugh and I can't sing I'm finding it hard to do anything) y me siento bien porque estamos a 24 grados Centígrados y me doy cuenta de que yo sí puedo sonreír. Y pienso en que debería de estar escuchando BBC Mundo para poder comentar algo sobre lo último en clase y después me acuerdo de que hoy les toca a ellos exponer clase y seguro no habrá tiempo y vuelvo a voltear por el retrovisor y el sol me encanta y me encantan mis aretes verdes grandes (esos sí true 80's vintage from my mother's closet) y hoy sí me salió el jeirdu despeinado just-rolled-out-of-bed (y de hecho sí vengo casi derechito de la cama, si no fuera porque hice una pequeña escala para ponerme unos jeans y unos mules y brillito en los labios y rímmel) y me siento contenta y de pronto mi pie pisa fuertísimo el freno y botella de agua y exámenes por revisar y Trident strips y yoga mat y toalla de hacer ejercicio y CDs van a dar hasta el frente y me doy cuenta de que he quedado a un milímetro de estamparme contra el Honda clarito que quién sabe por qué demonios se detuvo frente a la luz roja si yo venía tan distraída y, y, y,
Es viernes, afortunadamente. Es viernes y tengo hambre y ya me comí unos chocorroles y me tomé medio jugo de manzana y litro y medio de agua y me fué un cigarro y uysh, me siento bien, yo creo.