9.05.2010

odiosa

Gracias Señor por darme la maravillosa oportunidad de estar diariamente en contacto con los defectos de las personas en las que no me gustaría convertirme.  Gracias por la información no solicitada, por el acoso intermitente, las preguntas tontas, los halagos melcochosos y de doble filo. Gracias por todos esos recordatorios diarios de las cosas que no debo hacer nunca para no ser como todos ellos.

Permite que los identifique todos, los evite todos y me vuelva cada vez más ermitaña.

Amén.