8.03.2009

reminder

"Me gusta la belleza que no es demasiado ostentosa de sí misma y admite alguna fisura, cierta fragilidad, un defecto apropiado. Por ejemplo, en los comerciales de remedios contra la gripe me atrae mucho más ver a las chicas con ojos irritados y nariz congestinada que la banal alegría con que se alivian. Nada supera a un diente levemente desviado en una sonrisa avasallante. Me gusta que las mujeres se quiten los zapatos en lugares donde no conviene y me recuerden a alguien que nunca conocí; que sean distraídas y tengan un mundo paralelo, para ellas tan natural como los dispares objetos que guardan en sus bolsos; que sonrían como si supieran algo más; que sus ojos adquieran el brillo de quien recuerda algo terrible que aún tiene remedio. Que sus caricias sean sencillas y sus palabras raras. Que acepten su cuerpo y sus caprichos físicos con desenfado (?prohibido querer tener otro ombligo o ufanarse de las nalgas que ya tienen!). Que les importen ciertas supersticiones, las fases de la luna, las fechas decisivas, el valor esotérico de las fotografías. Que esperen algo, algo difícil pero necesario, que dependa de ellas pero admita el asombro de tener un cómplice" (Juan Villoro, en el reverso de una vieja invitación a la presentación de su libro, en mi mesita de noche desde algunas semanas, a manera de recordatorio).

Etiquetas: