2.18.2007

domingo

Me gusta ir al monasterio cuando hay sol y silencio. Tengo que manejar mucho, pero me gusta igual. Salvo la amenaza de migraña, no hay nubes en el cielo este que ya parece de primavera. Vuelvo a casa, a comer lasagna recalentada y a poner un poquito de orden. Un poquito nomás y con las patunflas nuevas porque los tacones vintage celestes no me quedan todavía. Mi dedo nuevo no cabe en mis zapatos viejos. Tomar a mi ermanuel y llevarlo a gandhi a buscar el contrato de jj, y toparme con Pamuk y no poder decirle que no. Llegar a casa y abrirlo y desear que fuera domingo desde el principio, otra vez.

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