8.29.2006

Don Bastón

Esta mañana me levanté un poco más tarde que de costumbre. Coordinar bien los husos horarios y las llamadas trasnochadas, me propongo. El hermano requiere asistencia vial, desde el domingo que en la cascarita le rompieron los lentes, me explica que todo lo ve como arte pre-renacentista, sin perspectiva ni nada de nada. Cruzar Gonzalitos sin lentes a las 7.40 AM puede ser fatal. Tomo los lentes oscuros como si me taparan la pijama y mencamino. Veinticinco minutos más tarde, mientras pienso que cuán alto está ya el sol a esta hora y más me vale que me apure y pasadomañana pagan y espero que el escote de esta blusa se comporte, lo veo. Renguea, como yo estos días y por eso lo miro. Un hombre que cojea sorteando el tráfico, qué difícil, volteo al espejo y reacomodo el brillo labial con la lengua, de pasada, se ve pulcro y bien vestido. ¿Cuántos irán a reprobar este mes? Algo me obliga a volver sobre el hombre ahora inclinado sobre el auto de enfrente, un bochito negro que, ¿por qué le abre la puerta? Entonces lo veo de perfil y no lo creo, aunque no es tan imposible. Es él, no hay duda. Don Bastón Garza Treviño himself. Quiero bajarme del auto, abrazarlo, decirle, yo lo llevo. Que el del bocho desconfíe y no lo lleve porque yo, yo, yo. Contarle que soy otra, decirle mire, ¿vio?, no hace tanto, y sin embargo. Cambia la luz, termina de subirse y nos vamos. Nos vamos.