8.24.2006

vejación

Mis alumnos los más chiquitos hacen de todo. They keep me on my feet, aunque eso estos días sea medio difícil. El otro día tuve hasta el impulso casi incontrolable de aventarle un gis a uno del cual todavía no me aprendo el nombre, sólo porque de otra manera no me hubiera hecho el más mínimo caso. Lo cierto, sin embargo, es que hoy, cuando todo terminó, esta mañana luego de los cincuenta minutos más peligrosos y estresantes de mi día, uno de ellos se acercó en privado. Se ofreció a llevarme los libros. Sin que me diera mucha cuenta, empezó a interrogarme. Oiga y usted dónde vive, cuántos años tiene, maestra, usted es soltera o es casada, cuántos años tiene su novio y de no ser porque mi oficina está frente al salón, la gestapo juvenil hubiera seguido vejándome impunemente. Las muecas, los clicksclicks, los bancos desordenados, los proyectiles, la ignorancia repetida, el ruido ruido ruido, cualquier cosa es mejor que un alumnito que pregunta (esas cosas).

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