9.29.2005

school night date

Hasta hace poco no me habían pasado aquí. Los veía seguido, mientras salía a fumar un cigarro en pijamas, once de la noche de un lunes, un martes, cuando muy tarde, un miércoles. Los early week dates. Así los bauticé mientras los miraba pasar, de regreso de alguno de los restaurantes del barrio, del cine, no sé. Elaboré una pequeña teoría. Un hombre y una mujer se conocen durante el fin de semana, intercambian teléfonos. Un amigo o amiga en común hace de celestina y presenta a fulanito con fulanita. El caso es el mismo. Uno no experimenta con un date el fin de semana. Los fines de semana son muy valiosos para andarlos desperdiciando con veremos. Con deits frustrados, con deits del terror. No, uno elige uno de esos días en los que no hay nada mejor qué hacer para ver más de cerca a la persona esa que "a lo mejor es". Lo sé porque los ví muchas veces, con los atuendos esos que uno elige para un first date de entre semana. Es diferente, porque tiene que ser re-casual el trip. Lo sé por los cachitos de conversación que recogía mientras pasaban, sonrientes o desilusionados. Los tipos de cosas que uno conversa con quien uno no conoce. La razón por la que uno sale en lunes o martes es porque así, si no funciona, el finde queda intacto. Si sí, hay con quién hacer algo el viernes o el sábado. Qué cosas tan tontas se me ocurren, tan banal. Anoche salí con, llamémoslo Dos. La semana pasada fuimos a cenar en lunes. Me gusta, creo. Anoche fuimos a un lugar rico, luego a uno ruidoso, luego a uno que mencanta. Dos está alcanzando a Uno. So the plot thickens.

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