4.19.2005

esta tarde

Resolvimos ir por algo de tomar y después a pescar un ratito del sol de las seis de la tarde. El día me rindió mucho. Fui a ver a Laura Restrepo leer. En inglés y en español, pedazos de sus libros. A Jordi Puntí en catalán y en español, y a José Manuel Prieto en un español de alma dividida. Me gustan las escritoras que son guapas y guerrilleras, como la Restrepo. Tuve ganas de ir a saludarla, de pedirle que me autografiara su libro, pero no lo llevé conmigo, no lo traje conmigo. Quise contarle del potinque, decirle que cuando yo sea grande quiero tener brains y looks. Luego fui y me senté a donde tenía que ir a sentarme y dije las cosas apropiadas aunque de repente interrumpo a la autoridad y creo que eso no se vale. Me vio un poco feo cuando le dije "you mean they don't want an election post?". Primero se desorientó, más porque lo interrumpí que por lo que dije. Repitió lo que yo acababa de decir con una actitud que me apenó. Pero yo tenía razón. Èl dijo "...they don't want political power" cuando quiso decir que no les interesaba un puesto de elección popular. Porque seguro que sí querían poder político. En fin, me gustó enseñarle mis ojos retadores y que al final balbuceara que ok, election posts. Después de todo eso fue cuando resolvimos. Resolvimos ir por algo de tomar y a pescar un ratito del sol de las seis de la tarde. Difícil cuando somos tantas mujeres. Yo sólo quería sol y ya despojarme de los malditos zapatos negros que torturaban desde en la mañana a mis talones. Ches dependientes de zapatería coquetos. Fuimos al equivalente macdonalesco de las bebidas cafeinosas. El duende de la caja nos vendió lo que se le dió la gana y salimos de ahí media hora más tarde. Quedaba un poco de sol. Nos sentamos nobstante en la curva de la fuentesototota del parque. Unajuntoaotrajuntoaotrajuntoaotra. Todas con zapatos nuevos de colores primaverales colgando de la orilla mientras los popotes verdes en los labios. Ché, probá esto. ¿Me das? Ándale pues. La hermandad de los pueblos (de las pueblas, más bien) latinoamericanos. La periodista enojadísima porque los del frisbee se la pasan amenazándonos con cortarnos la cabeza en una de esas. Boludo, éste no es lugar para jugar al fríjbi, nos matan a todos! La colombiana nos alcanza con el falafel obligatorio de los martes. Yo no porque ya me comí dos hace rato. Sí, dos. Uno con pollo kebab. La gringochilena remarquea los perros. Empieza a teorizar sobre la supremacía intelectual de los gatos sobre los perros. La argentina de los ojos verdes está enojada con el estilo de uno de los del equipo de frisbee. Víjte, se viste como para ir a una fiesta para venir al parque el pibe este y hablar por teléfono al tiempo que lanza el disquito idiota. Tiene razón, parece como vestido para ir a otra parte. Pero así es la gente acá. Oiga Maztrich, el argentino era lindo, pero me dicen que a usted no le gusta, ¿cómo así? Dale con eso. Entonces llega un hombre todo de mezclilla del que hace rato se burlaron todas porque se nos paraba enfrente y nos miraba y nos miraba mientras yo prudentemente les advertía que seguro hablaba español. Y que abre la boca y me da la razón después de enseñarnos una dentadura horrorosa. "Ustedeis de qué país es?" Sudamérica le dicen. No me interesa pelear ni reivindicar la geografía nacional. Dale, sudamericanas todas. Se marcha diez pasos y regresa a su contemplación (no podemos culparlo). El frisbee acaba de despertar a un clochard que dormía abrazado de un dálmata de peluche. That's it. La opinión pública argentina del exilio empieza a organizar una campaña en favor de la defensa del derecho fundamental de los vagabundos de dormir en la vía pública sin que los hábitos deportivos de la clase media interfieran. La comunidad andino-americana, más pragmática, le dice en un inglés perfecto al muchachito más cercano que por favor tengan cuidado y lancen el frisbee a otra parte. Dientes feos regresa y se nos vuelve a plantar peligrosamente cerca. Hace una pausa teatral antes de volver a dirigirse a esta minidelegación de la OEA. "Argentina. Borges. Ciego. Briliante." La ironía mercosuriana mira despreocupadamente el vaso al tiempo que revuelve con el popote la crema que queda al fondo. Ché, seguís desdeñando al de (inserte nombre de ciudad argentina olvidable aquí)? Porque que llo recuerde, tenía los dientes completos y estaba limpio y estudiaba, qué importa que no sepa de Cortázar, igual éste sabe apreciar a Borges, pero llo no lo miraba dos veces. Tú dale nomás, lla te veo perfecto saliendo en una cita con este loco. Aysh. Estoy cansada. Tenemos cosas que hacer pero ninguna se marcha. Además, no quiero caminar, me duelen los pies. Ya no quiero los zapatos, los quiero tirar y regresarme descalza. No se puede, el sol ya se fue y nosotras también nos despedimos. Aquí se rompió una taza y cada cual para su casa. Me concentro en caminar sin pensar en las cuadras que faltan. Malditos, malditos, malditos zapatos. Hasta que me detiene una chica de aspecto cool en Broadway para preguntarme dónde los compré. Ok, sí los quiero, pero tienen que prometer que ya no van a molestar los talones. ¿Me están oyendo? En fin.