12.07.2004

Crecimiento

En enero del año pasado, si mal no me equivoco, le conté al malévolo doctor que había descubierto en las pruebas físicas que medía dos centímetros menos que de costumbre. Se rió de mí y luego ambos concluímos que tal vez fuera efecto de mi viaje a Chicago. Como que tanto baño me gastó y perdí un par de centímetros. Siempre me preocupó un poco saber de dónde los perdí, digo, por supuesto que de alto, pero nunca supimos si habían sido de la cabeza o de los pies. En fin. Hoy me doy cuenta de que ahora me sucede al revés. La semana pasada en una merienda: "Ay Maztrich, qué bueno que ya no estás tan flaquita como antes, nunca te había visto así, te ves muy bien". Yo: "Lo que pasa es que usted nunca me vio cuando volví Toulouse con 14 kilos más". Anoche, al completar mis abluciones nocturnas, me doy cuenta de que la guarda ya no me queda, ¡me aprieta! y, pacabarla, mi suéter de GAP estilo Charlie Brown hoy no me entró. Pero na-di-ta. Chale.