11.26.2004

Señorita

Me ponen muy nerviosa los muchachos que me llaman señorita. No me importa que me digan así mientras me hablan de usted los asesores de seguros o los representantes telefónicos de cualquier cosa o los meseros. Ellos pueden llamarme señiorita, señorita Maztrich siempre y no me aterrorizo. Los muchachos con los que voy al cine y a cenar y a salir en la noche me asustan cada vez que me dicen "¿Cómo está señorita" o "¿Y qué ha hecho en este tiempo señorita?" o cosas así. No me quedan ganas de acercármeles más. No me animo a hacer confianza y terminar por decepcionarlos. Se me hace que los voy a romper en cualquier momento.