12.07.2004

Añoranza

Me gustaban más los novios de antes. Los que no planeaban, los que no se fijaban en el futuro. Los que besaban despreocupada, apasionadamente sin saber si mañana. Ahora son diferentes. Hacen proyectos, preguntan muchas cosas, quieren todo bien. Los de mis amigas, por ejemplo, me las han ido arrebatando poco a poco. No me gustan. Las vuelven cursis, bien portadas. Las convierten en señoras, en mamás. Se las llevan a vivir a tierras lejanas, en la costa del Pacífico o en el municipio adyacente, no importa. La cosa es que se alejan. Cada vez son más.