8.30.2009

date #1 y #12

Un domingo hace varios meses me llamó por teléfono de larga distancia mi primo el errante C. Era bien temprano. Estaba desvelada. Lo segundo que me preguntó fue ¿tienes novio? Con los ojos cerrados contesté que no. Porque, me dijo, estamos noviargentina y yo tomando un brunch ahora y pensábamos en ti y en que queremos que conozcas a un amigo que tenemos allá. Msñí. A esas horas accedo a cualquier cosa. Recuerdo que lo describió brevemente y que me dijo que entonces, con mi anuencia, haría lo propio para presentarnos virtualmente.

Me volví a dormir.

Tres días después recibí un correo electrónico coqueto. Que si no sabía de mi existencia hasta ahora, que si tomábamos café, agua o vino. Que si de tarde, de día o de noche. Luego de un ir y venir de mails y llamadas, quedamos para cenar. Y cenamos en el Neuquén, que cada vez me parece menos lo que antes era, pero todavía me gusta. Hablamos de música y de vinos y de viajes. Hasta que la charla de música llegó a confesiones inesperadas. Y me contó que canta en un coro. En un coro en-la-i-gle-sia. Así que de ahí en delante se vuelve choirboy (o cb). Cuando vuelvo a la casa, el hermanuel me dice lleno de sabiduría: No soy la persona adecuada para decirte esto. Pero lo diré sólo una vez porque alguien tiene que hacerlo: ¿Sí has pensado que una chica, digamos, de mundo como tú, no tiene mucho que ofrecerle a un chico como ese?

Plop.

Este viernes me llamó. Hace casi un mes que no nos vemos, dijo. Y yo la verdad es que necesitaba distraerme. Así que me citó en su casa (desde la última vez que nos vimos se mudó a vivir solo), a una velada de vino con otros amigos suyos. La cosa sonaba más bien fresa. Llegué tarde, tipo once. Llevé un queso caro caro y un pan artesanal. Había tres parejas y cb. Así que yo era la pareja de él. Pero todos estaban casados. Ellas me miraron de arriba abajo y se olvidaron mi nombre inmediatamente. Ellos sólo obedecieron la orden silenciosa de ignorarme. Una hora pasó así. Cb me hacía plática, me sonreía nervioso, rellenaba la copa. Salvo por dos o tres cosas al principio y al final, todo plática boba: Partos bajo el agua, horarios más convenientes para ir a misa, partidos de golf, chismes de gente que no conozco. El queso y yo éramos la cosa más inteligente ahí.

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