3.28.2009

aftermath

Ya pues, ya fue.

Cumplí, festejé, etceteré. Vinieron los más queridos. Todos. Los de lejos llamaron, escribieron, felicitaron, abrazaron desde sus allás. Las fotos de los varios festejos se ven bien. Y eso, dice gueywatcher, es todo lo que importa. Pero la pasamos fantástico ¿no? Sí, sí, sí, pero no importa qué tan buena estuvo la fiesta, explica, si en las fotos se ve horrible, entonces es como si hubiera sido terrible. La realidad digital. La oportunidad de borrar y cortar y pegar. No sé por qué a finales de los noventa predecíamos la hiperrealidad como lo que venía. A mí me parece que es la hiperfalsedad. Que todo se vea como si. Es todo lo que importa, me repito. Facebook, case in point y fin de la reflexión, blablablá.

Los chicos de otro tiempo llamaron todos después. Lo cual sólo confirma que pertenecen a otra era. A mi juventud. Los hombres del pasado. Luego de que el último paga su tributo anual y manejo a casa me doy cuenta de que ninguno está aquí. Aquí no quiere decir conmigo, eso ya se sabe. No, aquí. En esta ciudad que parece no es lo suficientemente grande para todos. Me pregunto si debería alegrarme o preocuparme. Cheers, con un blanc de zinfandel, tecleo y me alegro con la llegada de la primavera y mis treinta. La oportunidad de cerrar uno y otro capítulos.

Ahora la oportunidad de escribir otra vez. De nuevo. Como si ya fuera grande. Elegir mejor.