12.28.2008

fara fara

Diciembre 23. La abuela -la abuela sobreviviente- hizo un cortadillo de esos que sólo las abuelas del norte saben hacer. Nos sentamos a la misma mesa que tantas veces presidió el abuelo ese que ya hace una década que murió. Los frijoles aguados de mi abuela, inmejorables (con una barra de mantequilla de Falfurrias, mijita). Las tías, picudas, como siempre. La mitad de los tíos tomando una plácida siesta en la sala mientras la abuela abre sus regalos y dice de una pashmina que a mí, que la compré, me parecía divina, "ay pero ahora necesito un traje para ponérmela". Entonces los primos empiezan a hacerse señas. Hacen la V con los dedos y preguntan con las cejas ¿le entras?. Eso, luego de que me desataranto, entiendo que significa que traer al fara-fara costará doscientos pesos por cabeza, ¿cooperaré? Claro que cooperaré.

Ah, el fara fara en casa de la abuela. El fara fara, en general. Esos señores bigotones y sombrerudos que en unos momentos llegarán a cantar y tocar el acordeón y la guitarra y el tololoche en el portal de la casa de la abuela. Que entre un vaso de whisky y una Miller Light complacerán a la parentela que pide que le recuerden las historias de la región. Y así pues, conjuramos a Chito Cano, a quien mataron por la espalda, de frente no se podía. Ser de aquí es esto que ya pocas veces experimento. Verlo de otra forma. Escuchar que el primo recién casado le dedica a su prieta Idos de la mente y encontrarlo romántico y conmovedor. Luego cantan el de Laurita Garza, la maestra que mató al novio que la dejó por otra, con una escuadra chiquita, cerquita del Río Bravo y me digo que debe haber por ahí un par de pelados que fueron suertudos de que yo haya sido de otra generación. Y échele compadre, dice uno y ¿se sabe el de la mesera? dice mi papá, que ya se despertó. Se hace de noche entre pianolas y balazos y me pregunto si esto va a sobrevivir. Si la gente seguirá reuniéndose en torno a un par de instrumentos y conjurando la memoria de esta gente que yo ya no conocí pero cuyas tragedias y virtudes he oído desde siempre. Tomando whisky y bailando en una cochera al menos una noche de diciembre al año. ¿Cómo contar esto? ¿Cómo decirlo sin ser cursi ni irónico?

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