5.29.2008

Miraculina

('coz writing is my miracle fruit)

Hay una frutita en África Occidental. Parece rábano pero es un tipo de mora. Quienes la han probado dicen que no sabe mucho a nada. Pero tiene la gracia de alterar temporalmente los paladares, volviendo dulce lo ácido. Más bien, haciendo que lo que debería saber ácido sepa dulce. Por lo menos un ratito. Mientras debería estar trabajando, leo en el
New York Times, que gracias a la Synsepalum dulcificum, una cucharada de salsa Tabasco puede saber a glaseado de dona y un vaso de vinagre permuta en jugo de manzana.

Qué loco, engañar al paladar.

Mientras me termino mi segunda taza de café del día pienso en la fruta milagrosa. Por principio sibarita, odio pensar en alterar el gusto de las cosas que me llevo a la boca. Si está ahí, in the first place, es porque me gusta. Claro, están los jarabes y tal vez el horrible yogurt, pero eso son motivos de salud y whatever. No, otra cosa pero todavía no sé. La escuela está vacía por primera vez en todo el semestre. Hay café recién hecho y Lhasa confiesa en francés que ha engañado por pura pereza y melancolía. Suspiro.

Comer otra cosa.

¿Qué pasaría, por ejemplo, si existiera fruta milagrosa para los alumnos antes de entregar calificaciones finales? ¿Se irían más felices a sus casas? Pasar el trago. Algo para mordisquear cuando llaman por teléfono las mamás entrometidas que quieren dos, tres puntos porque su hijo, el prozac, el padre, las finanzas familiares, etcétera. Y, de los designios misteriosos de last.fm, ‘cause every touch reminds you of just how sweeeet it could have been…and every time he kisses you, it leaves behind the bitter taste of saccharine…Entonces sé para qué la quiero.

1 Comments:

Blogger jodydito ha dicho...

No lo vé Sta. La Mazz?
Lo facil que es hacer feliz
Jody Dito

8:52 a.m.  

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