7.27.2006

intrusa

En la casa de mi abuela está ahora una mujer que no es mi abuela. También le hace de comer a mi abuelo, y le habla fuerte y cuando mi hermano y yo queremos comer, nos calienta las tortillas. No me gusta esa mujer, aunque tenga buen carácter. Aunque diga que qué bonito Potosí y cuando salgo me desea que me vaya bien. Habla mucho, todo el día. Todo el día tiene un comentario sobre cualquier cosa. Ayer, recargada en el quicio de la puerta de atrás dijo que le encantaban los pinos que se ven del otro lado de la barda. Quería decirle que se callara, que se fuera. Toma los sartenes como si le pertenecieran y quiere explicarme cómo funciona la cocina que no es suya. De pronto, cuando estoy partiendo un tomate se asoma y se entromete y sugiere. Salpica lo que hace de creaturitadelseñor y miamor y ay quermosuras. La miro y me duele, me duele su voz encima del silencio. Me duele su miel de ochoaocho, lunes a viernes, entradaporsalida empalagando la casa de mi abuela. No la quiero.

1 Comments:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Sta. La Mazz no sea injusta, esa señora será así porque no tiene remedio, porque así habrá sido toda su vida... Sta. La Mazz le recomiendo que coja la sarten más grande que tenga a mano y se la estampe en la cocorota con todas sus fuerzas, una vez hecho esto siga usted con sus quehaceres como si nada.
Por lo general las victimas de tal acción llegan a entender hasta que punto son cargantes y estúpidas y o se callan o se van.
De nada, un placer.
Jody

6:32 p.m.  

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